—Natsu, tranquilo, estoy bien. No ha sido nada.
—No digas que no ha sido nada. Dios, Lucy, casi me da algo al ver la sangre —dije abrazándola más fuerte. Estábamos en su habitación, en su cama. La había sacado de la piscina, estaba casi inconsciente cuando la he sacado, su cabeza sangraba a causa de haberse dado con el canto de la piscina.
—Estoy bien. Solo es un pequeño chichón.
—Podrías haber muerto —dije. Me abrazó más fuerte. Acaricié su mejilla haciendo que me mirara.
—Te has asustado mucho ¿verdad? —preguntó. Asentí.
—No puedo perderte Lucy, eres muy importante para mí —me dio un tierno beso en los labios.
—Siento haberte asustado.
—No vuelvas a hacerlo —dije. La apoyé de nuevo en mi pecho y le di un beso en la frente. No dijo nada, no hacía falta decir nada. Estuvimos abrazados un rato. Hasta que el sonido de la puerta nos interrumpió.
—Princesita...—Sting, lo fulminé con la mirada, por su culpa Lucy había salido lastimada. Abracé más fuerte a mi Princesita— ¿Cómo estás?
—Bien, tranquilo. No ha sido nada, solo un chichón —contestó.
—Yo... lo siento mucho, hermanita, no me he dado cuenta de que te has golpeado la cabeza —dijo Sting acercándose a la cama. La Princesita se movió y la agarré férreamente a mi lado, me miró con el ceñó fruncido. Sting estaba cabizbajo. Me dijo con los labios suéltame. Resoplé y lo hice. Se movió por la enorme cama hasta llegar a Sting.
—Eh, no pasa nada —lo abrazó. Sting sollozó y la abrazó.
—Lo siento, si te llega a pasar algo por mi culpa no me lo perdonaría —dijo. Cubrió su rostro en el cuello de ella.
—Tranquilo, somos hermanos, los hermanos se pelean, a veces se hacen daño sin querer. Los accidentes ocurren —dijo la Princesita.
—Mamá se ha enfadado conmigo —dijo Sting.
—No te preocupes, hablaré con ella —dijo la Princesita.
—Papá está fuera de combate —la Princesita rio.
—¿Y cuál es el castigo? —preguntó la Princesita— Porque conociendo a mamá, seguro que hay uno —Sting asintió. ¿Ella también se incluye en el castigo?
—Está K.O. así que hay que terminar de organizar todo para la fiesta de esta noche —dijo Sting.
—¿Solos? —preguntó la Princesita. Sting se separó de ella, una lágrima furtiva se le había caído. Hum... ya no me siento tan enfadado con él. Se le ve arrepentido.
—Sí, los padres de Natsu se han ido —me miró—. Por cierto, tus padres se han ido a descansar hasta la noche —menudo genio Sting, lo acabas de decir.
—Bien, gracias —dije, soné más borde de lo que quería. Aún estaba molesto con él, aunque me haya prestado ropa suya para cambiarme, otra vez...
—¿De verdad estás bien hermanita? —preguntó.
—Claro que sí, las brujas malas son duras —contestó sonriendo. Sting sonrió forzosamente— Venga, sonríe de verdad que así no me lo creo —dijo. Sting lo intentó. La Princesita frunció el ceño— Oh ya sé —se separó de Sting. Empezó a moverse de una manera muy graciosa, como cuando tenía los hielos dentro de jersey— Es el baile del hielito —dijo, pero Sting no se reía. Estaba decaído, se le veía bastante afectado— Mmm... ni con esas te hago reír.
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¡HURACÁN LUCY!
Roman d'amourQuien le diría al joven Natsu Dragneel, que su tranquila vida de mujeriego iba a dar un giro de 360º. ¿Y por qué razón? Ella. Según él, una pija malcriada de lengua viperina y mirada venenosa. Había llegado el ¡Huracán Lucy! Fecha de inicio: 08/01/2...