CAPÍTULO 74 ¡NIÑOS, NIÑOS! ¡PARAD!

103 14 0
                                    

Después de darme una ducha intenté dormir. Era la sexta vez que giraba sobre la cama intentando encontrar la postura. Era tarde, muy tarde, y no podía dormir. Ya había pasado una hora desde que había estado con ella. Ya estaría durmiendo. Volví a girar sobre mi cama. Resoplé y me senté en la enorme cama. Miré la puerta, deseaba que ella entrara por esa puerta a dormir conmigo, pero nada, mi deseo no se cumplía. Me tiré de nuevo con los brazos abiertos. Así que siente lo mismo que yo ¿eh? ¡Agh! ¡Quiero gritar a los cuatro vientos lo que siento por ella! ¿Y qué sería eso que quería decirme? ¿Qué yo lo sé y no lo recuerdo? ¡Mierda! Así no conseguiré dormirme. Cálmate Dragneel, tu corazón está que se te va a salir del pecho. Schhh, a callar. Me tengo que calmar, iré a por agua. Salí de la cama y abrí la puerta sin hacer ruido. Miré la puerta de la habitación de la Princesita y estaba entreabierta. De puntillas fui hasta ahí, me asomé a cotillear. Fijé mi mirada en su cama, no estaba, ¿dónde está? La puerta del baño estaba abierta, así que ahí no. ¿Habrá bajado a por agua? Bajé las escaleras a oscuras. Esto me empezaba dar mal rollo, era como en las pelis de miedo. Una gran mansión, uno de los protagonistas caminando a oscuras, todo en silencio, a ver cuando sale el asesino.

—¡¿Tú qué haces aquí?!

—¡Hostia que susto! —grité. Sting se empezó a descojonar de risa. ¿Y éste de dónde sale? Ahora sí que mi corazón iba a salir de mi pecho— ¡¿De dónde sales?!

—Eso debería decirlo yo que es mi casa —dijo. Ahí me ha pillado.

—Lucy y yo hemos cenado con tus padres y los míos aquí —dije.

—Eso me lo imaginaba, pero ¿tú que haces aquí? —preguntó.

—Pues se ha salido un poquito de control la cena y nos hemos quedado a dormir todos —contesté. Asintió, me miró de arriba abajo.

—¿Y vas semidesnudo por casa ajena? —preguntó. Iba en camiseta y sin pantalones.

—Pues...—frunció el ceño.

—¿Y mi hermanita? —preguntó.

—Durmiendo —contesté—. Yo he bajado a por agua.

—Mientes fatal —dijo. Alcé una ceja—. Mi hermana está con el bicho ese. La he visto hace un rato —gracias por decirme donde está—. Ve a por agua y a dormir. No quiero oír ruiditos extraños ¿queda claro? —dijo. Hermano sobreprotector hace su aparición.

—Tranquilo —sonreí. Entrecerró más sus ojos. Se fijó en mi cabello.

—Mi hermana también tiene el cabello húmedo —dijo. Abrió los ojos— ¡Serás cabrón, te has tirado a mi hermana! —le tapé la boca.

—Schhh, calla, vas a despertar a todo el mundo. ¡Ay! —me había mordido la mano.

—Se lo voy a decir a mi padre —dijo—. Has mancillado a mi hermana, bajo el mismo techo que mi padre. Puedes correr por tu vida Dragneel.

—Oye, oye, ni que tú no hicieras lo mismo con tu novia.

—Tú lo has dicho. Con mi novia. Mi Princesita no es tu novia —hice una mueca.

—No es tuya, es mi Princesita.

—No, es mía, yo la llamo así desde siempre —dijo.

—¿Y quién empezó a llamarla así primero? —pregunté.

—Yo —contestó—, cuando se disfrazó de princesa.

—Mientes fatal —frunció el ceño—. Fui yo cuando éramos niños, si quieres te cuento la historia —dije. Se había sorprendido por mi respuesta.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora