—Que a gusto me he quedado —dijo Lucy sentándose en la mesa. Reímos. Sí, parecía aliviada. Miró por sobre las mesas buscando a alguien.
—¿Qué buscas? —pregunté.
—A Cana, quería saludarla —contestó. Miré.
—Parece que hoy no está.
—Lástima.
—Disculpen, ¿qué van a tomar? —interrumpió. Oh, Natsu no rías. Miré a Lucy y también se aguantaba la risa.
—Toby —dijo Lucy—, cuanto tiempo.
—Oh, hermosa. Sí, hacía tiempo que no nos veíamos, veo que hoy estás muy bien acompañada —dijo, se quedó mirando a Juvia. Gray lo fulminó con la mirada. Me reí para mis adentros. Esa misma reacción debí tener yo. A mí Toby me causaba mucha gracia, y más las bromas que hicimos mi traviesa y yo. ¿Se acordará de lo que dijo de la pelota que traería la próxima vez? Aunque hemos estado aquí más veces después de aquello. Hicimos nuestro pedido y Toby nos dejó.
—¿Qué es un perro o qué? —dijo molesto Gray. Las chicas rieron.
—Quién sabe, Lucy y yo teníamos que comprobarlo la próxima vez que lo viéramos.
—¿Aún lo recuerdas? —preguntó Lucy. Asentí. Me sonrió. Trasteó en su bolso y sacó algo— ¿Queréis que lo comprobemos? —reí. ¿En serio lleva una en el bolso?
—¿Qué haces con una pelota en el bolso? —preguntó Juvia divertida.
—Es mi pelota antiestrés mira, mira —dijo Lucy apretando la pelotita.
—¿Y te desestresa? —preguntó Gray.
—Para nada —contestó divertida. Reímos—, pero siempre puedo lanzarla a alguien en la cabeza, seguro que eso me desestresa —rio por su propia gracia y la seguimos.
—Seguro que Natsu sabe desestresarte —dijo Juvia, vi su sonrisa pícara. Lucy se mordió el labio. Gray y Juvia rieron ante su silencio.
—Aquí tienen —dijo Toby sirviéndonos las bebidas.
—Gracias —dijo Lucy con una bonita sonrisa. Toby se puso un poco rojo. ¿Tanto efecto le causaba ella? No quise ir por ese camino. Toby se fue, tomamos nuestras copas e hicimos un brindis—. Por qué siempre podamos divertirnos juntos —dijo Lucy. Sonreímos y chocamos las copas.
Tras esas copas, vinieron un par más. Decidí poner el alto, no quería llegar al estado de ebriedad. Lucy y Juvia por el contrario se lo estaban pasando pipa como niñas pequeñas. Las cuatro copas que llevaban de 43 con lima las hacía ser menos cohibidas.
—¡Tobyyy...! —canturreó Lucy. Toby le hizo caso enseguida— ¿Me la coges? —¡no será capaz! Sí, lo fue, le lanzó la pelotita a Toby y el cómo buen perrito fue tras la pelota y se la entregó a Lucy.
—Aquí tienes preciosa —solté un gruñido. Gray y Juvia rieron.
—Gracias... —Lucy le sonrió— Mmm... ¿aún está la cocina abierta? —Gray, Juvia y yo nos miramos sin comprender por qué preguntaba eso.
—Para ti sí, bonita —dijo. Le voy a dar con la silla como siga diciéndole esas cosas a mi chica.
—¡Bien! —expresó Lucy contenta— ¿Me puedes traer patatas con bacón y queso?
—¿Tienes hambre? —los tres le hicimos la misma pregunta. No nos hizo caso, esperaba la respuesta de Toby.
—Claro, enseguida digo que te lo preparen —dijo Toby sonriéndole.
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¡HURACÁN LUCY!
RomansaQuien le diría al joven Natsu Dragneel, que su tranquila vida de mujeriego iba a dar un giro de 360º. ¿Y por qué razón? Ella. Según él, una pija malcriada de lengua viperina y mirada venenosa. Había llegado el ¡Huracán Lucy! Fecha de inicio: 08/01/2...