CAPÍTULO 141 ¡EH, LOS POLVOS MAÑANEROS EN SILENCIO!

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—Erza, ¿podemos parar un rato? —solicitó Lucy.

—Sí, por favor... —agregó Gray. Erza nos había tenido de aquí para allá, viendo cosas en la ciudad, sobre todo tiendas. Lo peor es que de noche volvería a querer ver las cosas de nuevo, porque de noche se ven diferentes.

—Un poco más y haremos una paradita —dijo Erza, seguía al frente, junto a Jellal que cargaba sus bolsas de compras, los demás íbamos como podíamos detrás de ellos. Estábamos agotados. No nos había dejado descansar tras el largo vuelo y con esto estábamos acabados.

—Podríamos parar un poco... —dijo Juvia con un hilo de voz. Erza se giró con mirada asesina. Eso de saltarse el horario, no lo llevaba nada bien— Bueno, dentro de poco ¿no? —Erza asintió. Todos resoplamos por lo bajo, menos Lucy. La miré, se había parado y tenía su mano entrelazada con la mía.

—¿Estás bien? —le pregunté. La veía muy cansada.

—¿Qué pasa? —preguntó Gray, también se había parado. Lucy miró a su derecha. Había una cafetería en la que servían de todo.

—Yo no puedo más, necesito parar —dijo Lucy, se metió en la cafetería y por ende yo también porque no le solté la mano.

—¿Estás bien? —volví a preguntarle mientras se dirigía a una mesa.

—Sí, un poco cansada y hambrienta —se sentó en una de las mesas, tenían bancos estilo sofás y me senté a su lado. La rodeé con mi brazo.

—Haberlo dicho antes, hubiera parado contigo —besé su mejilla. Se ruborizó un poco, sonreí. Me gustaba hacerla sonrojar—. A decir verdad, yo también tengo hambre.

—Y nosotros también —alcé mi cabeza, Gray y Juvia estaban frente a nosotros. Se sentaron.

—¿Los demás? —pregunté.

—Erza se había metido en una tienda cuando os habéis metido vosotros en la cafetería. Levy y Gajeel han ido a decirles que estamos aquí —contestó Gray. Asentí.

—Esa mujer, cansa a cualquiera —dijo Juvia suspirando cansada—. No nos ha dado tregua. Ni descansar un poco después del vuelo.

—Ya... descansar... —dijo Lucy evitando reír. Juvia se puso roja como un tomate.

—Eh, eh, si vamos a empezar así, preparaos porque tenemos artillería —dijo Gray. Lucy le sacó la lengua y todos reímos.

—¿Qué van a tomar? —un mesero apareció ante nosotros. Le prestamos atención. Ni siquiera habíamos podido mirar la carta. Iba a pedirle más tiempo, pero Lucy se adelantó a hablar.

—Un batido de fresa con nata, unas tortitas con sirope de arce y un cupcake de oreo —nos quedamos con la boca abierta ante el pedido de Lucy. Demasiada comida para lo que estábamos acostumbrados para ella.

—¿Qué más? —nos preguntó el mesero.

—Pues yo lo mismo —dijo Juvia. Gray y yo nos reímos y miramos al mesero.

—Lo mismo —dijimos ambos.

—Bien, enseguida les traigo su pedido —el mesero nos dejó solos de nuevo.

—Oye, ¿por qué habéis pedido lo mismo? —preguntó Lucy.

—Porque con todo lo que hemos caminado, nos podemos meter esas calorías en el cuerpo —dijo Juvia sonriendo.

—Yo porque tengo hambre —dije. Gray asintió también conmigo. Eso nos repondría las energías gastadas.

—¡Hey! —Erza entraba en la cafetería, tras ella, el resto— ¿No podíais esperar un ratito? —parecía molesta.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora