Llegamos al centro comercial. Sorano y Lucy habían venido aquí. Sorano nos avisó para que fuéramos y estar un rato todos juntos. Me pasé el resto de las clases pensando en qué estarían haciendo y si Sorano me odiaría por lo que había pasado. No lo parecía en el breve encuentro en la universidad, pero siendo amigas y sabiendo lo buena que es Lucy fingiendo, no me extrañaría nada que Sorano hiciera lo mismo.
—¿Sabéis dónde están? —preguntó Erza.
—Sí, en la bolera —contestó Levy.
—¿En la bolera? ¿Y qué hacen ahí? —preguntó Juvia.
—Hacer de locas seguro —contestó Gajeel riendo.
Nos dirigimos a la bolera. Había bastante gente. Las divisamos en una de las pistas. Fruncí el ceño al ver que varios chicos estaban alrededor de ellas.
—Guapa, si quieres te enseño a lanzar las bolas —dijo un tipo. Hablaba con mi Lucy.
—No, gracias. Puedo yo sola —contestó Lucy. Bien.
—Va, no seas aburrida. Déjame enseñarte —insistió.
—¿Eres sordo? Te ha dicho que no —dije. Lucy giró su cabeza para mirarme.
—¿Y tú quién eres? —preguntó el tipo. Alcé una ceja.
—Su novio ¿algún problema? —dije. El tío miró a Lucy. Ella asintió.
—¡Joder!, pues haberlo dicho, que llevo un rato tirándote la caña —se quejó el chico.
—Oye pesado, que el que se ha acercado a mí has sido tú. Yo no te he dado pie a nada —dijo Lucy. Miré al chico mal.
—¡Bah! No vale la pena —dijo, les hizo una señal a sus amiguitos y se fueron.
—Vaya, sí que funciona eso de tener novio —dijo Sorano. Nuestros amigos rieron.
—Natsu marcando territorio —dijo Gajeel divertido.
—Lucy no se ha quedado calladita tampoco —dijo Levy.
—¿Te ha molestado mucho? —le pregunté a Lucy.
—No, que va —contestó.
—Venga, echemos una partidita —dijo Gajeel refregándose las manos.
Nos pusimos a jugar. A los chicos se nos estaba dando muy bien. Sorano y Lucy hicieron de locas, no sé si sabían jugar o no, pero o bien tenían potra y marcaban o bien lanzaban la bola en la otra pista, suerte que no había nadie jugando en la pista de al lado. Apenas crucé palabra con Lucy. Sorano actuaba normal conmigo, como si no supiera nada. Aunque tampoco hablé mucho con ella. Se dedicaba más a estar con Lucy, le hacía y decía cosas para hacerla reír y funcionaba. Gajeel se metía conmigo por lo bajo haciéndome bromas con que me iba a quedar sin Lucy. No le hice caso, sabía que Lucy no la veía de esa manera. Lo sabía, porque, aunque no habláramos, cruzaba miradas conmigo, yo estaba tan pendiente de ella como ella de mí.
Tras echar la tarde en la bolera, nos fuimos a cenar todos juntos. Estábamos en uno de los restaurantes favoritos de Sorano, comida fusión, no era lo mío, pero no estaba mal.
—¿Y esto qué se supone que es? —preguntó Lucy cogiendo una cucharita en la cual habían servido algo, la textura era viscosa, no daba muchas ganas de probarlo. Sorano ya se había zampado tres.
—Tú come y calla —contestó Sorano. Lucy le sacó la lengua. Sonreí, me gustaba verla así, actuar como una niña. Tenía que decirlo, Sorano la estaba animando mucho y eso era bueno.
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¡HURACÁN LUCY!
RomanceQuien le diría al joven Natsu Dragneel, que su tranquila vida de mujeriego iba a dar un giro de 360º. ¿Y por qué razón? Ella. Según él, una pija malcriada de lengua viperina y mirada venenosa. Había llegado el ¡Huracán Lucy! Fecha de inicio: 08/01/2...