Habían pasado cerca de dos horas desde que habíamos oído la noticia. Intentamos por todos los medios saber en qué vuelo iba mi pequeña, pero fue imposible. El teléfono de Luce estaba apagado o fuera de cobertura. Esto era un sin vivir. Sabíamos que cabía la posibilidad que fuera el vuelo de ella, salían varios vuelos en la misma dirección, pero no perdíamos la esperanza de que no fuera el suyo. Deseaba con todas mis fuerzas que no lo fuera. Mi maldito mal presentimiento me lo advirtió, algo malo iba a pasar.
—¿No convendría llamar a los padres... —Juvia fue interrumpida.
—¡No! —Gray sonó tajante. Sabía bien como se sentía. Yo estaba igual, si avisábamos a los padres de Lucy esto sería muy real y no queríamos creer en esa realidad— No debemos alterarlos, es posible que no sea su vuelo. Es posible qu... —a Gray se le quebró la voz. Juvia lo abrazó.
Yo parecía un mero espectador de lo que estaba pasando. No hablaba, solo repetía la misma acción una y otra vez. Cogía el teléfono marcaba y repetía mentalmente 'El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura' cortaba y volvía a repetir la acción.
—Natsu... —Levy se acercó a mí— ¿Estás bien? —pregunta estúpida. No lo estoy. No contesté. Seguía haciendo la misma acción— Natsu, por más que lo intentes no contestará. Aún falta para que su vuelo llegue —mi lado masoquista me decía que es posible que no llegara nunca. Que nunca más la vería. No, no, ella está bien, ella responderá.
Horas, habían pasado muchas horas. Era de madrugada. Levy y Juvia se habían quedado dormidas después de llorar a mares. Gajeel, lo vi cabecear varias veces hasta que cayó rendido. Los únicos que seguíamos despiertos éramos Gray y yo.
—Natsu, deja de llamarla. Se asustará en cuanto vea las llamadas —no contesté a Gray. Se quedó mirándome—. Tranquilo, ella estará bien. Tiene que estarlo. Lo presiento —espero que tu presentimiento sea mejor que el mío.
Volví a realizar mí misma acción, no sé cuántas llevaba, ¿cincuenta? ¿cien llamadas? No lo sé, muchas y todas con la misma respuesta. Odio esa voz. Y esta vez obtuve la misma respuesta. Gray miró su reloj.
—Ya debería haber llegado —dijo. Miré la hora en mi teléfono y vi mi fondo de pantalla, esa foto que nos hicimos en la noria, "la de despedida". Estaba guapísima como siempre. Era cierto, ya debería haber llegado.
De nuevo repetí la acción, ya estaba por repetirme la fracesita cuando sonó un tono. Al segundo noté como lágrimas caían por mis mejillas.
—¿Natsu? ¿Pasa algo? ¿Por qué tengo más de trescientas llamadas? ¿Está todo bien? —sollocé, las lágrimas se hicieron más intensas— ¡Natsu, ¿qué pasa? ¿Estás llorando?!
—¿Natsu? —la voz de Gray, lo veía entre mis lágrimas— ¿Qué ocurre? —intenté sonreír, pero hice una mueca rara.
—Bien... —musité— está bien... —Gray frunció el ceño.
—Natsu, ¿qué pasa? Me estoy asustando —su dulce voz se oía del otro lado.
—Tranquila, todo está bien —logré decir. Gray soltó el suspiró más grande que había escuchado en mi vida. Me miró y nos abrazamos. Mi Lucy, mi amor estaba bien.
—¿Sí? Deja que lo dude, ¿por qué tengo tantas llamadas tuyas? Sabías a qué hora llegaría —he ahí la cuestión, que no sabía si llegarías.
—Pequeña no te asustes, pero en las noticias ha salido una noticia, una desgracia —dije. Gray se separó de mí, vi en su mirada que quería hablar con ella, pero no me lo pidió.
—Oh... entiendo —fruncí el ceño—. Ha habido un accidente aéreo.
—¿Cómo lo sabes? —pregunté.
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¡HURACÁN LUCY!
Roman d'amourQuien le diría al joven Natsu Dragneel, que su tranquila vida de mujeriego iba a dar un giro de 360º. ¿Y por qué razón? Ella. Según él, una pija malcriada de lengua viperina y mirada venenosa. Había llegado el ¡Huracán Lucy! Fecha de inicio: 08/01/2...