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—Pues verá usted...—dijo el hombre, desde el otro lado de la puerta del sótano donde acababa de encerrar a la aterrorizada niñera—. Nuestro querido hijo no nació exactamente. Digamos que más bien...Él fue invocado.

Una pesada respiración comenzó a oírse entonces a espaldas de la niñera.

Numerosas garras se cernieron sobre la tráquea de aquella infortunada joven, antes de que tuviera tiempo siquiera de pegar un grito de horror.

Mini-Historias de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora