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—Nada de esto es real... —le dije a mi amigo en cuanto comprendí finalmente la verdad de las cosas—. Ninguno de nosotros existe realmente: Somos solamente parte de un sueño pasajero próximo a terminarse, que está completamente fuera de nuestro control.

Al oírme hablar de esta manera, mi amigo simplemente se rió.

Se rió, y el eco de su risa se me quedó grabado en la mente en cuanto desapareció frente a mis ojos.

Y con él, fueron desapareciendo lentamente todos los demás, todos aquellos a quienes yo conocía, y también el mundo en el que yo alguna creí vivir realmente.

El sueño estaba terminando por fin, así de repente, sin que ninguna de nuestras existencias hubiese contado para nada.

Pero yo igual quise rebelarme, y antes de desaparecer, grité las siguientes palabras, esperando que estas llegasen a oídos del soñador de alguna manera:

— ¡No te sientas tan seguro de tu propia realidad! ¡A lo mejor tu mundo entero es también el sueño de alguien más!

Mini-Historias de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora