—Descuida...—me dice ella, mientras la sangre le rebasa los párpados inferiores—. Estas son lágrimas de felicidad...
Acto seguido, una negra serpiente le sale de la boca, y ese cuerpo ya sin vida suyo cae al suelo completamente inerte, como una marioneta cuya actuación ha concluido.
En menos de un segundo la sierpe me clava sus colmillos en el vientre, y luego en mi tráquea, adentrándose al instante dentro de mi boca con mortal precisión.
No sé qué hará ese engendro del diablo allí dentro, pero ni siquiera llegó a dar un parpadeo antes de que se me duerman todos los nervios del cuerpo y se me nuble por completo la visión.
Aún con todo, soy consciente de que la vida se me escapa, y no soy capaz de hacer nada por impedirlo: Ahora es a mí a quien le toca ser el títere de esa serpiente negra, venida de quien sabe dónde, que ya se instala dentro de mis entrañas cual parásito demoníaco.
Tanteando a ciegas los alrededores, extiendo débilmente mis dedos al cuerpo sin vida de esa persona tan querida para mí, y casi como por accidente mis manos tocan su vientre frío y duro, el cual sin embargo se revuelve de manera grotesca:
Hay todavía más serpientes negras, pugnando por salir.
Pronto habrá muchas más serpientes negras dentro de mí, pero yo igual no puedo hacer al respecto.
Ya ni siquiera puedo sentir dolor, tampoco moverme por voluntad propia.
No hay dolor, pero igual...
Igual lo poco que me queda de conciencia es lo bastante lúcida como para comprender cuán infernal es esta situación mía, sin que se me tenga siquiera permitido gritar a viva voz.
Sólo puedo preguntarme, mientras muero lentamente quien fue la que me dijo que esas lágrimas suyas eran de felicidad: ¿Era acaso ella, la persona a quien yo tanto quise? ¿Era feliz por librarse de un tormento semejante? ¿O eran acaso las serpientes negras las que hablaban por ella, dichosas de tenerme a mí como su próxima presa?
No lo sabré nunca a ciencia cierta.
Ahora mismo sé que hay más serpientes negras metiéndose dentro de mí...¿Cuántas son? ¿Diez, veinte, cincuenta...?
Da lo mismo todo, da lo mismo.
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Mini-Historias de Terror
HorrorPorque no hacen falta muchas palabras para producir el más hondo de los escalofríos... He aquí una colección de breves, brevísimos relatos de terror y misterio...