Vampiro

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—Así que eres un vampiro —le dije, en tono burlón.

Él no dejaba de sonreírme, mostrándome esos dientes blancos y perfectos suyos, obviamente sin colmillos.

— ¿No me crees, acaso? —preguntó, con ligero tono de decepción.

—Debo decir...Que no tienes cara de vampiro—dije yo.

— ¿"Cara de vampiro"? ¿A qué te refieres con eso?

—Ya sabes...La palidez espectral de la piel...Los vampiros no tienen sangre después de todo...Y además, acabo de ver tu imagen reflejada en un espejo. Además he visto varias fotos tuyas en tu celular, ambientadas a plena luz del día...

—Pues...Sí es así como crees que somos los vampiros, temo decirte que estás en un error...

— ¿Y cómo son los verdaderos vampiros?

— ¿Te gustaría que te lo demuestre?

—Pues claro... ¡Demuéstramelo! ¡A ver como son los vampiros de verdad!

Él me sonrió. Y por primera vez me pareció atisbar cierto registro de maldad en su rostro afable, de gesto casi inocente.}

Tú lo pediste...—añadió entonces, con una voz que no parecía la suya.

El cuarto en donde estábamos los dos pareció helarse repentinamente, mientras que yo me sentí sumida en una suerte de extraño trance, que me impedía moverme.

De haberlo hecho, habría salido corriendo de aquel lugar al presenciar lo que tuvo lugar a continuación:

Un bulto monstruoso se formó repentinamente en el pecho del supuesto vampiro, y ese bulto ascendió velozmente a través de su garganta, hasta que finalmente de su boca emergió una entidad monstruosa y deforme, semejante a un corazón hinchado de sangre, con ojos parecidos a los de un arácnido, brotando copiosamente de su abertura bucal (Casi idéntica al de una sanguijuela) un líquido de color negro y aroma nauseabundo.

En cuanto a mi amigo el "vampiro" sus ojos se habían tornado completamente blancos, como si fuese un mero títere de aquella cosa que había salido de sus entrañas...

"Este es mi verdadero yo. Así es como somos realmente los vampiros..."

Esa cosa monstruosa se acababa de comunicarse conmigo...No con una voz, sino por medio de una suerte de transmisión telepática...

"Me alegra que tu curiosidad por los vampiros te haya conducido hasta este momento..." agregó telepáticamente el ser, rodeando su lengua pringosa alrededor de mi cuello. "Hace mucho que no tenía el deleite de probar la sangre de una persona tan linda. De hecho...Eres tan preciosa, que creo que te convertiré en una de mi especie...Aunque debo advertirte que la conversación en un vampiro no es como te lo imaginas muchacha..."

Yo quiero gritar y vomitar, y no puedo hacerlo. Siento que estoy en el infierno mientras esa cosa me hiere el pecho y empieza a lamerme la sangre que brota de mi herida. Y por si eso fuera poco, aquel horror vomita una especie de excrecencia inflamada dentro de la cual sin embargo yo creo advertir la presencia de una criatura viva...Una cría de parásito, que no tarda en anidar en mis entrañas, no tardando en adueñarse de mi espina dorsal, adquiriendo rápidamente dominio de mi sistema nervioso, y finalmente de mi cerebro, al punto que luego ya no soy capaz de sentir nada, ni pensar por mí misma...

Ya no soy nada, más que una marioneta al servicio de un parásito sediento de sangre refugiado bajo mi piel...

Siento deseos...Siento deseos de salir esta noche, en busca de nuevas presas que sacien esta hambre mía, mientras pretendo seguir siendo la humana de siempre...

Tengo amigos, muchos amigos y conocidos...

¿A cuál de ellos debería matar primero?

¿A cuál de ellos debería convertirlos en vampiros como yo?

Tengo hambre, hambre y ansia, mientras que el responsable de convertirme en esta monstruosidad sigue deleitándose en lamer la sangre que brota copiosamente de mi pecho...

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