Cada madrugada ellos regresan. Estoy seguro de que hoy también van a presentarse.
Siempre se llevan algo de mí, un órgano vital que toman de mi cuerpo sin siquiera tocarme: Les basta extender en el aire sus pálidas manos, y allí se materializa de la nada las entrañas que me quitan.
Yo lo observo todo sumergido en medio de un trance espantoso: Es como si soñara sin dormir, yaciendo inmóvil sobre el lecho, incapaz de moverme ni de gritar.
La ausencia completa de dolor aumenta el carácter delirante y enfermizo de tales visiones; tampoco hay dolor cuando ellos reemplazan lo que toman por medio de objetos de espantosa constitución, que a su vez parece tener vida propia: Son como alimañas que reptan a través de las manos y brazos que las manipulan, algunas incluso profieren unos desagradable sonidos semejantes a los de un animal rabioso, más en cuanto los indeseables visitantes llevan a cabo su infernal ritual de sustitución, dichos falsos órganos quedan totalmente inmóviles, asumiendo el rol que les corresponde dentro de mi cuerpo.
Una sensación de asco enfermizo y visceral se apodera de mí en cuanto salgo del trance, al punto de resultarme insoportable la contemplación de mi propio cuerpo, a pesar de la normalidad de las apariencias.
Trataba de convencerme por años de que esto era un simple delirio o paranoia de mi parte, producto de mis numerosas frustraciones personales. Me realicé numerosas radiografías, esperando que me fuese encontrada cualquier tipo de anomalía que permitiese la extracción de aquellos entres parásitos que anidan dentro de mí, introducidos por entidades desconocidas.
Sin embargo, ninguno de esos exámenes pudo determinar nada fuera de lo normal dentro de mi cuerpo. Nada en absoluto, lo cual debería haberme bastado para devolverme la tranquilidad de mi espíritu.
Y sin embargo, las sustituciones siguieron llevándose a cabo durante mis madrugadas intranquilas. De nada me valía intentar mantenerme despierto, a fin de hacerles frente a mis indeseables visitantes.
De alguna manera, sin saber cómo, yo siempre terminaba sumido en el mismo trance que me volvía objeto de sus grotescos experimentos, sintiendo que me iban vaciado poco a poco, hasta no dejar nada verdaderamente humano en mí.
Ni siquiera esta piel que recubre mi cuerpo es la verdadera, sino una infernal sustitución: Era una masa informe, repugnante mientras yacía en manos de quienes la manipulaban, hasta por fin amoldarla a mi cuerpo desollado, mientras yo presenciaba impotente el horror que era obrado en mí con total impunidad.
Ya sólo quedan mis ojos: Son lo último que a mis indeseables visitantes les falta robar y sustituir.
Nunca sabré cuáles son sus intenciones, ni si soy solamente yo víctima de este proceso repulsivo.
No sé qué pasará cuando se lleven lo último de humano que todavía conservo en mí...Sólo que lo tomarán de cualquier manera, sin importar cuanto trate de impedirlo.
Retenido como estoy ahora por quienes me consideran un loco obsesionado con mutilarse a sí mismo, dudo que pueda ofrecer mayor resistencia.
Ya están aquí, mientras todos en el asilo duermen. Están aquí, apareciéndose como de la nada, surgiendo de las sombras.
Uno de ellos, a pesar de no tener boca, parece sonreírme.
En su mano están mis nuevos "ojos", semejantes al feto deforme de una criatura de retorcidos miembros, cuya lastimera expresión me hace pensar que tampoco a ella desea ser parte de este experimento.
Tan sólo puedo limitarme a derramar un par de lágrimas...Acaso las últimas que mis ojos humanos podrán permitirse antes de ser arrancados de sus cuencas.
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Mini-Historias de Terror
HorrorPorque no hacen falta muchas palabras para producir el más hondo de los escalofríos... He aquí una colección de breves, brevísimos relatos de terror y misterio...