Todo va a estar bien

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Una mano helada acaricia mi cuerpo mientras una voz amable me asegura que todo va a estar bien: Esa misma voz ya me había hablado antes varias veces, asegurándome igualmente que todo iba a estar bien antes de empezar a cortar partes de mi cuerpo.

Así ha sido la cosa desde hace varios días, desde que me desperté encerrado en quién sabe dónde, con los ojos vendados y las extremidades fuertemente amarradas por medio de un nudo del que hasta ahora no soy capaz de liberarme.

Ignoro quien puede ser mi captor. Jamás me dirige la palabra a menos que tenga la intención de llevar a cabo en mí alguna mutilación, únicamente diciendo aquellas mismas palabras: "Todo va a estar bien".

Es un milagro que siga con vida hasta este momento. Me he aferrado a la vida con desesperación, a pesar de la horrible tortura de la que estoy siendo víctima.

Quizá mi captor cuenta con eso, que mi fortaleza de espíritu compense de alguna manera mi debilidad física. De seguro inclusive lo toma como un desafío, pensando que las cosas son mucho más divertidas: Quebrándome poco a poco, hasta empujarme de lleno a la locura.

Ya he perdido cuatro dedos de la mano izquierda.

Uno, del pie izquierdo.

En este preciso instante, mi captor le pasa su mano fría sobre mi rostro, y es lo bastante listo para tocar mis labios: De buena gana yo le asestaría el mordisco que merece.

Ignora olímpicamente mis insultos: Antes yo le rogaba, le suplicaba desesperadamente. Ahora yo solamente le insulto, llamándole de todo.

La venda en mis ojos me impide precisar su reacción, de igual manera él jamás ha respondido de ninguna manera a mis imprecaciones.

El muy bastardo sigue manoseándome, y ahora la palma de su mano ha descendido hasta mi área genital.

Y este es el momento en el cual finalmente habla, siempre con esa misma voz odiosa, tan tranquila y amable, que me asegura que todo va a estar bien...

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