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Era tan sencillo.

La solución al problema había sido la más obvia desde un principio.

¿Cómo no se les había ocurrido antes?

Ya en los días futuros, con el problema enteramente resuelto, ellos habrían de recordar este mismo dilema, y se reirían, pensando en cuán fácil resultó ser todo al final.

El problema desde siempre había sido uno solamente:

La raza humana.

Su completo exterminio fue la clave para despertar el verdadero potencial del planeta que ellos solían habitar y que habían dejado en ruinas.

Por suerte, aquella misma maquinaria a la que ellos confiaron sus existencias cotidianas supieron darse cuenta justo a tiempo de lo mejor que podría llegar ser todo simplemente removiéndoles de la cadena evolutiva.

Y así fue como la tierra finalmente prosperó, entregada a sus nuevos dueños, quienes sólo de vez en cuando asumirían la vieja apariencia de sus casi completamente olvidados creadores, cuya memoria solamente era evocada con el mismo desdén burlón que podría sentirse hacia un parásito erradicado de un cuerpo, totalmente insignificante y repulsivo.

Y así fue como la tierra finalmente prosperó, entregada a sus nuevos dueños, quienes sólo de vez en cuando asumirían la vieja apariencia de sus casi completamente olvidados creadores, cuya memoria solamente era evocada con el mismo desdén burlón q...

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