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Esta madrugada he escuchado nuevamente un leve sollozo proveniente del sótano de mi casa.

"Ha de tratarse solamente de una imaginación mía..." pienso entonces, recordando claramente haberle cortado la lengua a la persona que yo mantenía prisionera allí, justo antes de asesinarla, cercenándole el cuello.

"¿Cómo llorarás sin tu lengua, fantasma?" Me digo a mí mismo, de manera burlona, mientras contemplo la nevera portátil que contiene los restos cercenados de mi víctima, los cuales he dejado en un extremo de mi habitación con el fin de satisfacer mis anhelos caníbales.

Y sin embargo, ese llanto odioso sigue y sigue haciendo eco desde las profundidades de la casa, ajena a cualquier escepticismo de mi parte.

"Aún si regresas del infierno, no serás capaz de asustarme..." reflexionó, justo antes de ver al pie de mi cama una sombra de tamaño similar al de un niño de diez años de edad, en cuya borrosa silueta sin embargo puede verse claramente una espantosa sonrisa repleta de dientes afilados.

Mini-Historias de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora