"Iced Coffee and flying wallets" drabble

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Elsa nunca había notado la pedante actitud de Hans hasta ese día al filo de la primavera.

Era temprano, relativamente, ambos fueron por insistencia de Hans a esa pequeña cafetería localizada en el barrio universitario dónde vivieron las mejores épocas de su joven adultez. Para ese entonces, tenían unos dos meses de novios, no mucho, pero tampoco poco considerando el historial de él. No obstante, era Elsa quien pensaba en dejar las cosas hasta ahí con él; no era nada en particular, llevaba semanas pensándolo y simplemente no hallaba respuesta, bien habría podido ser por su incómoda forma de sentarse o su irritante manía de pellizcarle los cachetes cuando ella intenta discutir algo serio con él. Pero ella sabía sin duda que quería terminar con eso lo antes posible.

Incluso se sentía mal momentos antes del evento en la cafetería, porque aún seguía bajo el engaño de esa careta hipócrita que ocultaba a otro machito aprovechado y cínico. Ella seguía pensando que él era un buen novio que se preocupaba por ella y que era problema suyo no sentirse conforme con alguien que tan evidentemente llenaba sus estándares.

—Buenos días, ¿qué puedo servirles hoy, tórtolos?

Elsa levantó la cabeza al empleado tras la caja, su tono cantarín denotaba carisma, tanto que el calificativo que utilizó, no le había molestado en lo absoluto.

Hans se río, también embaucado por la agradable vibra del muchacho.

—Hola...— Hans lee el gafete —Jack, yo voy a querer un americano frío, grande, por favor.

Jack sonríe y asiente. Elsa sabe que es su trabajo, sonreír y aceptar todo lo que le dicen los clientes, pero se ve a sí misma divagando en lo linda que sería su sonrisa cuando algo verdaderamente lo hace reír.

—Lindo nombre— se le escapa, y en automático se detesta, ella no podía hacer eso con su novio presente. Incluso si está pensando en dejarlo.

Jack parece tomar el cumplido y sonríe exactamente como Elsa quería verle, brillante y genuino.

—Gracias, estoy seguro de que no eres la única que piensa eso, Jack es el nombre más común en Norteamérica.

Elsa y Hans se ríen junto a él, Hans está completamente ausente de lo que ocurre.

—¿Qué te ofrezco a ti?— Jack no regresa a la sonrisa comercial, sino que mantiene la genuina y Elsa tiene un sentimiento agridulce de saber que es ella la que lo ocasionó.

—Creo que lo mismo— responde, repentinamente tímida.

Él regresa a su pantalla y se encarga de unas cosas antes de regresar la vista a ellos.

—De acuerdo, serían siete dólares con cincuenta centavos, ¿cuentas separadas o una sola?

Antes de que Elsa pudiese abrir la boca para hablar, Hans se adelanta.

—Una sola— dice.

Jack estira sus labios con complicidad y mira a Hans.

—Buena elección— halaga.

Elsa cierra su sonrisa a la pequeña interacción de ambos chicos y se siente mal por hacer el amago de coquetear con Jack mientras las únicas intenciones de Hans eran invitarle un café por ser su novia.

—¿Tarjeta o efectivo?

—Uhm creo que efectivo...— Hans palpa sus bolsillos, aparentemente ofuscado, rebusca un par de veces más y la mira, pálido. —Olvidé mi billetera en casa.

Ella de alguna forma lo ve venir, su novio solía ser así de distraído con su billetera siempre, así que sin duda esa no sería la primera vez que le toca pagar.

—Descuida, yo pago— lo relaja ella.

Jack por su parte, frunce el ceño tras el mostrador, pues desde ahí, puede ver perfectamente la billetera del tipo sobresalir de uno de sus bolsillos delanteros.

—Eres un mentiroso o ella te hace muy feliz—. Murmura Jack.

Hans, sorprendido por el  repentino comentario, se echa para atrás mientras Elsa congela sus movimientos por sacar su billetera.

—Claro que ella me hace muy feliz, es mi novia y la quiero.

Elsa se siente confundida, más por el cambio de actitud de Jack que por el hecho de no sentir lo mismo que Hans.

—¿La amas más que mentir?— el tono de Jack es relajado, no ha cambiado desde que la conversación empezó, pero el veneno en sus palabras es indiscutible. Elsa está cada vez menos ubicada.

—¿Disculpa?— Hans se ofende —¿Qué insinúas?

Jack se encoge de hombros.

—Sólo digo que deberías revisar tus bolsillos una vez más, sólo para estar seguros.

Por unos incómodos segundos, hay un intercambio de miradas entre Jack y Hans. Elsa siente que debe intervenir.

—Está bien, no me molesta pagar— extiende su tarjeta, pero Jack ni siquiera la mira.

—¿Tampoco te molesta salir con un aprovechado mentiroso?— arquea una ceja.

Ella expande sus ojos, por completo sorprendida. Pero Hans se tensa a su lado y lo escucha murmurar algo sobre que su billetera podría estar en el auto.

—No, en realidad, creo que está justo aquí—. Responde Jack. Y con los ojos señala el bolsillo delantero izquierdo, donde Elsa observa indignada la billetera burlándose en su cara.

Hans gruñe por lo bajo y masculla un par de insultos clasistas que a Jack no pueden importarle menos. Pronto, Hans extiende su dinero y Jack sonríe falsamente al entregarle el cambio y los cafés.

—Tengan un buen día...— desea y Hans es el primero en partir a la mesa sin siquiera esperarla. —y tú, linda, sal de ahí, hay tipos mucho mejores allá afuera.

Hace un ademán suelto con la cabeza que a Elsa se le hace específicamente atractivo y ella suspira, más aliviada por encontrar un motivo para terminarle a Hans y poder pedirle al lindo cajero su número.

—Seguro que sí— dice, y garabatea muy rápidamente su teléfono en una servilleta que encontró a la mano. Jack, al recibirla, se sonrojó y hasta se vio algo mortificado. El tipo podría ser un imbecil, pero seguía siendo su novio y él no pretendía tampoco salir con una chica que tiene novio. Elsa parece notarlo así que le guiña un ojo —descuida, probablemente para cuando me llames ya tenga un rato de estar disponible.

Mira mal a Hans por sobre el hombro y se promete terminarle apenas llegue a la mesa.

Jack asiente con lentitud, pero parece tomarle la palabra.

—De acuerdo... Elsa— dice luego de leer las letras sobre los números del papel. —buena suerte con esa joya.

—Gracias, espero tenerla—. Dando por finalizada la charla, lleva un trago de café a su boca mientras se acerca a Hans. Se sienta en el sofá frente a él, con la vista perfecta al mostrador donde Jack sigue atendiendo a otros clientes. —Así que... ¿tu billetera se teletransporta o cómo?

Sí, sí, sí. Estoy dando muchas vueltas para la continuación de Befriend, pero esos capítulos me representan más trabajo de lo que creen, por no mencionar que la escuela de veras me tiene al borde del colapso. He tenido unos tres ataques de ansiedad en lo que va de la semana y apenas es martes, así que pido paciencia.

Perdonen si estuvo especialmente malo hoy, pero simplemente me llegó la idea de un TikTok que vi, no recuerdo el usuario del chico pero le doy créditos por la mayoría de los diálogos.

Sin más que decir, gracias por leer.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora