"Golden" one-shot

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Aquí tienen el larguito que les prometí ayer.

Acurrucado en el abrazo tibio de las mantas, un viernes por la mañana, Jack Frost sintió roces agradables y ligeros en su cuero cabelludo. Como uñas, uñas ligeramente largas y ovaladas; imaginaba el color de ellas, probablemente un nude o crema porque reconoce inmediatamente a la rascadora, hacía unos segundos estaba soñando con ella. La pregunta era: ¿Qué carajo hacía Elsa a las ocho de la mañana de un viernes en su casa?

Entreabriendo los ojos, Jack advierte el corte recto de los jeans capri que tantas veces vio y, en ocasiones, quitó. Sigue a los tobillos descubiertos y termina en la sandalias perladas que se confunden con el tono de la alfombra. Definitivamente es Elsa.

—Buenos días, dormilón— le dice la voz de terciopelo. Profunda, tranquila, femenina. Suena incluso mejor que en sus sueños —, es hora de levantarse, copito.

Hablaría, pero incluso a sus labios les cuesta separarse, así que se queja en voz baja y ronca.

—Vamos... arriba, tengo que mostrarte algo— Elsa presiona las calientes palmas de sus manos y da suaves pellizcos a la piel desnuda de su espalda— Jack...

—Els...— el tono que utiliza es unas dos octavas más grave que el usual, producto del sueño. Abre por completo uno de sus ojos, manteniendo el otro apretado en el letargo mañanero y mira de soslayo la hora brillante en el reloj digital —son las ocho y doce de la mañana.

Elsa sacude la cabeza como si saber eso no hiciera diferencia y persiste.

—Lo sé.

—Cancelaron todas mis clases para hoy en la facultad.

—Eso también lo sé. Por eso estoy aquí, levántate, he venido a secuestrarte— por el tono y la mordida juguetona que ella le da en el hélix de la oreja, Jack sabe que no se dará por vencida hasta verlo despierto por completo.Entonces se incorpora suavemente en la cama, las sábanas deslizándose por su suave piel hasta la cinturilla de sus pantalones de dormir.

Anoche fue a un karaoke con Hiccup, Mer y Punzie; bebió tanta soda y cerveza que su abdomen amaneció casi imperceptiblemente menos definido y con una reconocible punzada en la parte baja, la forma de su vejiga para reclamar atención. Elsa también notó la ligerísima diferencia en él y sonrió, negando con la cabeza. Una sonrisa también nació en los labios de él.

Y es que genuinamente casi ni se notaba el cambio, ni siquiera sus mejores amigos lo habrían podido notar sin esfuerzo como Elsa lo hizo; el solo pensamiento de que ella conociera y hubiese recorrido su cuerpo hasta aprendérselo de memoria como para notar pequeñeces como esas, le llenaba el pecho de calidez y le conmovía por la estabilidad de su relación. Teniendo en cuenta que ambos eran la primera relación seria del otro.

—Veo que no me hiciste mucho caso, ¿eh?—  Elsa, con la mano abierta, acaricia su abdomen con dulzura. No hay nada sexual en el acto, tan sólo... intimidad —el entrenador te lo cobraría caro si se entera de que te llenaste de alcohol y azúcar.

Jack tuerce la boca, sopesando la verdad en sus palabras. Mas termina encogiendo sus hombros y levantándose de la cama.

—Eso es un problema de Jack del futuro,— responde con la misma voz ronca de todas sus mañanas, muy en el fondo sabe que a Elsa le encanta pero por el bien del ego de su novia finge demencia frente al asunto —además, eso nunca ha afectado mi rendimiento.

A pasos largos y desganados, Jack cruza la habitación hasta el baño mientras que Elsa, a sus espaldas, se acomoda en su cama, inhalando su aroma suavemente impregnado en las telas.

—Eres un negligente— le dice ella desde su nuevo espacio. Sabe que no lo dice en serio, pero hubo una época, mientras se conocían, dónde él tuvo que emplear todo su sentido común para descifrar esas bromas que sonaban tan en serio cuando ella las decía.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora