Halloween Challenge pt.3: "guns, red roses and you"

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Venganza

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Venganza.

Advertencias: Violencia y lenguaje altisonante.

La puerta se abre y Elsa esquiva los muebles del apartamento que comparte con su novio. La estancia, gracias a las luces cálidas que guindan del techo, se siente acogedora, sin embargo, inquietante. Hay un silencio espeso entre pared y pared, como si la casa esperara algo por acontecer.

Ella sonríe al ramo de rosas rojas, tinto. Tanto como el color de sus labial, o el de la sangre que corre por sus venas, misma que casi escucha hervir al captar sonidos particulares del interior de su habitación.

Con cuidado de no hacer gran ruido, se descalza y va hasta la cómoda bajo el espejo cercano al recibidor. Ahí, ve su reflejo. Una mujer pálida, de cara redonda y ojos azules tormentosos que tiemblan inquietos por tomar la pistola en sus manos delicadas. Le gustaría decir que duda de lo que hará, fingir demencia unos instantes y pensar que es una persona normal; pero su boca torcida que cerrada oculta unos tientes apretados, furiosos, le dice lo contrario.

Regresa por donde vino, con el arma tras su espalda y se hunde en el pasillo. La puerta de su cuarto está entreabierta y observa casi con lo más parecido a tristeza que siente, un conjunto de ropa interior, blanco, que no es su color y definitivamente no le pertenece, acompañado del murmullo de gemidos extasiados desde la cama en la que duerme con el infiel de Tadashi Hamada.

—Hola, cariño— se apoya en el marco de la puerta.

Tadashi, que hasta hace poco parecía llegar al orgasmo, salta aturdido y desnudo en la cama; mientras que su acompañante se cubre los senos con las sábanas. Elsa quiere reírse.

—¡Elsa!— exclama en pánico —Amor, no es lo que tú piensas... yo... te juro que.

—Cállate— lo corta. —¿Cuántas van en este mes? ¿Cinco? ¿Cuatro?

—E-Elsa...

—¡No!— alza la voz, falsamente despistada mientras enseña la pistola en su mano derecha. Escucha el sollozo de la estúpida que está con él. —Lo lamento. ¡Qué tonta soy! Esta es la séptima.

—E-eso no es verd...

—Te di la oportunidad de arrepentirte, Tad— pucherea —pero a partir de la tercera supe que no ibas a parar.

—Elsa, baja el arma.

Los movimientos del hombre son lentos, mientras se viste y arregla su cabello, intentando acercársele.

—Mierda— Elsa lo ignora. —Estaba a punto de decir algo genial pero olvidé qué era...

Lleva una mano a su mentón y el llanto de la mujerzuela enredada en sus sábanas de satín comienza a sacarla de quicio.

—¡Puta madre, cállate dos minutos, estoy intentando pensar!— gruñe. —Ahora sí... ¿en qué estaba?, ah sí— antes de que Tadashi llegue, le presiona el cañón de la pistola en el pecho. —Contigo ya serían doce los infieles con los que acabo... no sé por qué pensé que cambiarías.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora