Day 10: "Silly Klaus" Drabble

820 55 30
                                    

10. Primera mascota/hijo

La lluvia se precipitaba sobre la ciudad sin delicadeza alguna, gota tras cota se abrazaban en charcos difíciles de esquivar para los pocos transeúntes que intentaban llegar medianamente secos a casa, cubiertos por maletines y uno que otro afortunado con paraguas. 

Elsa sentía que las gafas se le deslizaban por el tabique de la nariz, pero estaba tan inmersa en la computadora que no se molestó siquiera en moverlas a su posición original hasta que no presionaron la punta de su nariz. Ser profesora de historia en una de las universidades más prestigiosas del país no era para nada fácil, sobretodo en época de tesis, donde debía leer renglón tras renglón en busca de el más mínimo detalle para señalar. 

Aquella en específico le daba pena, estaba tan pobremente escrita que a duras penas comprendía el mensaje del trabajo. Por eso agradeció profundamente que la puerta de la enorme casa se abriera, obligándola a desplazarse rápidamente hasta la puerta de entrada.

Jack estaba forzando la entrada del frondoso y empapado paraguas, que aparentemente no le había servido de mucho porque sus ropas y cabello parecían competir en cuál escurría más agua. Su cabello blanco destilaba gotitas que caían sobre la alfombra de bienvenida y su sudadera gris, ahora oscurecida por el agua, estaba ligeramente abultada en el abdomen.

—¿Te agarró la lluvia?— le quitó el paraguas mientras el más alto se quitaba las zapatillas con los pies, siendo excesivamente delicado con sus movimientos.

—No, sólo encontré una promoción para una ducha gratis colectiva y no quise dejar pasar esa ganga.

Elsa quiso reír, pero la preocupación por su novio fue mayor. —Quítate la ropa,— Jack la miró con una ceja alzada. —para secarla, maldito hormonal.

Antes de que los espasmos de la risa de Jack fueran más fuertes, un pequeño quejido provino del bultito en la sudadera. Ahora fue el turno de la rubia para levanta una ceja en dirección al punto de ruido.

—Eso en definitiva no fue un gruñido estomacal, Jack.— apuntó. —¿Qué tienes ahí?

El de ojos azules le sonrió condescendiente mientras acercaba su mano al zipper de la prenda. —Antes que nada... no te vayas a molestar, ten en cuenta que estaba solito y desprotegido bajo la lluvia y...

—Sin rodeos, Frost. Muéstrame qué tienes ahí.

Jack tragó en seco antes de revelar poco a poco la peluda cabecita de un can, con no más de 3 meses de edad, se veía asustado y temblaba, luchando por volver a su cálido escondite entre las prendas de Jack.

Cuando Elsa conoció a Jack, como su estudiante en primer semestre, no pudo evitar tener un pequeño crush en él, siempre fue muy apuesto, con una clara disposición en su asignatura. No era mucha la diferencia de edad, a penas unos 3 años, pero aquello no era tan relevante en ese entonces para ella, puesto que sólo lo consideraba un atractivo estudiante más. 

Pero todo aquello cambió cuando finalmente tuvieron la oportunidad de conocerse fuera de la universidad, benditas sean las habilidades sociales de su prima Rapunzel, desde ese instante, la química entre ambos había trascendido a ser más que una relación maestra-estudiante. Acordaron mantener su relación en secreto hasta la graduación de Jack, tiempo en el que realizó que su peliblanco era mucho más que una cara y cuerpo bonito. Era también divertido, sociable, amable y el alma más dulce y pura que alguna vez conoció. Siempre ayudándolos a todos, y siendo empático. 

Atributos que traían como consecuencia a gente idiota queriéndose aprovechar de su buena vountad y enorme corazón.

Pero, ¿qué tenía que ver esto con que su pareja hubiese traído inesperadamente a un cachorrito?, la respuesta era todo.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora