—Cause you, you make me feel like I'm intoxicated— continuó la melodía a cortos murmullos, acompañando de vez en cuando la percusión de la batería con sus dedos sobre la superficie del cuaderno.
La preparatoria Saint Louis, no era el mejor lugar para una convivencia sana si le preguntaban. Era más bien la perfecta definición de un hervidero social, rebosado de pirañas que se creían más que los otros por el dinero de sus papis.
No podía decir que odiaba su posición socioeconómica, eso sería hipócrita y poco realista de su parte, lo que odiaba eran varias de las cosas que aquello conllevaba. Entre ellas, asistir a esa escuela.
Se consideraba afortunado por abrirse espacio en un grupo amable de amigos, personas como él, que poco les importaba el dinero en sus bolsillos en cuanto a calidad humana se refiere. Y se siente de esta forma porque hace parte del pequeño porcentaje de estudiantes que piensan así.
Tal vez porque no atribuye aquellas riquezas que lo rodean a su persona, sino a sus padres, que desde el minuto uno, se encargaron de recalcarles a Emma y a él, que no siempre fueron ricos.
Comenzaron desde abajo, ambos inmigrantes de la Rusia con rastros del comunismo, procedentes de familias humildes que a duras penas salían a flote. Su madre limpiaba en casas a medio tiempo y su padre era mecánico en un taller.
Sin duda no el primer ni único caso, pero sí tal vez el único en aquella escuela que engendró a un ser humano de raciocinio común y no con complejos de superioridad basados en algo tan mezquino como la posición económica. Pero aquello, la mayoría de sus compañeros, no llegaban a comprenderlo.
—¡Oye, guapo!— la voz de Mérida recargada en una de las columnas lo hizo frenar. La observó sin acercarse mientras se sacaba un audífono.
—¿Qué pasa, roja?
—Ahora estamos jodidos con el comité de estudiantes, pero luego iremos a Welly's por comida, ¿vienes?— ató su cabello rojo en una coleta esponjada que bloqueaba la vista de los estudiantes que caminaban detrás de ella.
—Eh...— miró sus libros de soslayo, esperaba utilizar el resto de su tarde con la nariz metida en los libros y apagar su teléfono para conseguir que su estrés de la semana se apaciguara un poco. —Vale, iré, nos vemos luego.— pronunció al realizar que una salida sería mejor que una tarde solitaria de lectura para aliviar su estrés y que podría utilizar aquel receso para avanzar lo que quisiera en su lectura.
—¡Avísale a Raps si la ves!— alcanzó a escuchar, y en respuesta levantó el pulgar sobre su hombro.
Con el audífono nuevamente en su lugar, llegó a la biblioteca sabiendo justo dónde sentarse. El pupitre era de madera prensada, con una fina capa de resina para brillar. Levantó la silla para evitar el chirrido y sin más se dispuso a leer.
Ya la canción se había acabado junto con su playlist, pero estaba tan inmerso en su lectura que prefirió ignorar el silencio en sus audífonos y descifrar quién había asesinado a la señora Lyon.
Luego, en medio del silencio de la biblioteca, pasos enganchados en zapatos de tacón se le acercaban por la derecha.
Miró de reojo, confirmando sus sospechas al ver a Elsa Arendelle entrando al lugar, con aquel porte, casi de la nobleza, que la caracterizaba. Hermosa como ella misma, de ojos azules juzgadores y labios, generalmente pintados de rojo, emisores de las más sagaces burlas.
Una señorita elocuente y brillante. Con el cabello platino cayéndose grácil tras sus orejas decoradas con pendientes de diamante y acabando casi al final de su cintura. El uniforme en perfectas condiciones, contrastado con un bolso Prada de color rojo vivo, similar al de su labial aquel día.
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Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]
FanfictionPorque amo las historias de amor, sobretodo si son cortas y porque Jack y Elsa son mi OTP. -Historia totalmente mía. -Para adaptaciones primero contactarse conmigo . -Es inadmisible cualquier copia parcial o total. -Los personajes no me pertenecen. ...