"Another girl" Drabble

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Pañuelos a la mano.

No supo en qué momento cayó.

Solo que cuando abrió los ojos y lo primero que vió fueron aquellos zafiros mirándola con ilusión, pensó que era lo más hermoso que podría ver alguna vez, y se sentía bien, le encantaba la sensación.

Luego del primer beso con Jack, vino la primera cita, se rieron por montones y supo que la sonrisa de Jack era la más bella que alguna vez tuvo la oportunidad de ver, y su risa, la mejor melodía que alguna vez pensó escuchar.

Aquel día aprendió mucho de él, que su color favorito era el blanco, odiaba el queso pero que sólo lo comía en pizza, que amaba a Brendon Urie y que era mucho más sabio de lo que podría ser un chico con 16 años de edad.

—¿Alguna vez te has enamorado, Jack?— soltó la pregunta de la manera menos cliché y empalagosa que pudo.

Él se tomó unos segundos para contestar.

—Creo que el concepto de enamorarse está mal utilizado. Pero sí, sí lo he hecho. Varias veces— le respondió con aquella voz calmada y en paz, imperturbable y aterciopelada.

—Oh...— no supo ni por qué le dolió.

—De la música, la literatura, la vida, incluso de mí mismo. No necesariamente tiene que involucrar algún sentimiento romántico, sólo basta con que lo ames y sabrás si estás enamorado o no.

Aquellas palabras, hasta el día de hoy, siguen retumbando en su cabeza. Eran ciertas, Jack tenía razón.

Toda su vida había relacionado el enamorarse con el sentimiento de sentir amor de una forma romántica hacia otra persona, principalmente porque en ese entonces era muy ingenua y no conocía el verdadero espesor de una afirmación como aquella. Pero resulta que aquello nunca fue así.

—Otra prueba más de que los seres humanos somos egocéntricos y queremos interpretarlo todo a nuestro modo.— le dijo Jack en otra ocasión.

Y no podía ser más que cierto.

Gracias a Jack había aprendido a ver la vida desde su propio pensamiento, no el del común, ir en contra de la corriente "discretamente" como él le decía. Con él vivió los mejores momentos de su corta vida.

—¡Voy a ganarte!— presionaba aleatoriamente los botones del mando de una consola entre sus manos.

Su novio parecía estar sudando frío al ver como sus vidas se acababan, dejándolo al borde del abismo, algo que le indignó, puesto que Elsa solo estaba presionando botones sin saber realmente lo que hacía.

Finalmente, las letras rojas anunciando su derrota, interrumpieron el juego, mientras Elsa saltaba en el sofá.

—¡No puedo creerlo! ¡Te gané!— se mofó la rubia.

—Ni siquiera tenías una idea de lo que hacías.— espetó el mayor.

—No, pero igual te gané.— se sentó a horcajadas sobre el regazo de su chico, besando sus mejillas y puchero. —Anda, no seas mal perdedor.

Unos segundos de silencio le hicieron creer a Elsa que realmente su pareja se había molestado. Pero todo pensamiento fatalista se despidió de su mente con la mano, cuando el otro la arrojó a la mullida superficie del sofá bajo suyo, cosquilleando bajo sus costillas haciéndola retorcerse como gusano.

Aquella vez acabaron ambos desnudos en la cama del peliblanco, y fue la primera vez que Elsa lo vió dormir. Era increíblemente lo más hermoso que vió, y se sentía bien.

Los meses pasaron, y ya no fueron meses, sino años. Cada vez Jack se sentía más enamorado.

Pero Elsa se sentía cada vez más atrapada.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora