"Befriend pt.6" One-shot

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Maratón: (1/5)

Con smut cochino a modo de disculpas por la tardanza.

La mañana del viernes se cumplieron exactamente dos semanas desde que Elsa habló con Jack por última vez. Y en la tarde, decidió por fin ceder a las malas miradas y reproches silenciosos de Toothiana para hacer algo al respecto.

Siendo franca, esas semanas compartiendo el mismo espacio con Jack, que ignoraba por completo su presencia y no le dirigía la palabra a menos de que fuese estrictamente necesario -lo fue en sólo dos ocasiones-, resultaron ser una absoluta tortura. Estar en la habitación de Tooth, pensando realmente en lo que ocurría en la de Jack y en qué estaría haciendo, las obligó a ambas a mudar sus reuniones a casa de Elsa hasta que la situación con Jack mejorara.

Lo peor definitivamente era que, sin que Elsa misma lo notara, Jack se metió en su rutina como otra razón para reírse, para sonrojarse y distraerse. Y Ahora había un extraño vacío cada que miraba en los pasillos a los estudiantes y no se encontraba con sus ojos pícaros, decididos a guiñarle y mostrarse risueños cada que lograban su cometido en hacerla avergonzar. Jack no estaba donde siempre y eso la fastidiaba mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir, en voz alta, por lo menos.

Así que luego de la escuela, a sabiendas de que Jack se quedaría entrenando un rato más, se despidió de Toothiana, resguardadas bajo un paraguas pues la lluvia se precipitaba sin piedad sobre la escuela.

—Piensa bien lo que vas a decirle, no quieres arruinar más las cosas— le dijo Toothiana cuando abrió la puerta del coche.

—Descuida, ya bastante lo he meditado— claro que sí, pasó las últimas dos noches en vela por ello.

—Confío en ti,— suspira Tooth —y ya sabes, si lo lastimas de nuevo...

—Me harás sufrir, lo sé— con una sutil sonrisa en los labios, Elsa pega muy suavemente su cabeza con la de Hada, que acepta el juramento y sube satisfecha al coche.

—Te quiero, lo harás genial. ¡Y espero verte esta tarde en mi casa!

Y Elsa la observó perderse en la neblina.

Con el corazón apretado, casi lo sintió inmóvil, regresa sus pasos al interior de la escuela desierta. Sacude su paraguas y lo olvida junto a la puerta de algún despacho administrativo. Era algo tedioso el camino a la pista de hockey, principalmente por los pasillos angostos y el olor a utileria deportiva sudada.

Las puertas de metal chillan y las tribunas se abren frente a sus ojos. En medio, hundida como una lámina brillante, la pista de hockey lucía más pulcra que de costumbre; y una figura familiar la recorría de punta a punta, armada de un stick y un disco.

Tardó menos de lo que esperaba en bajar ahí. Jack sólo usaba el uniforme, el casco lo había dejado en las gradas y aprovechaba la libertad para sacudirse el cabello de vez en cuando, sólo al equivocarse.

—Te va a ir muy bien— dice ella.

El silencio se quiebra como un vidrio blindado, cuyas astillas parecieron transformarse en gotas de agua fría que le cayeron a Jack en la espalda y lo tensaron de inmediato.

—¿Qué estás haciendo aquí?— pregunta simplemente. No parecía estar molesto, pero tampoco complacido —Es tarde, deberías ir a casa.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora