Especial de navidad: "Photo under the mistletoe"

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¡Por una feliz navidad y un mejor año nuevo!

Se vienen mejores tiempos... Disfruten.


Inhala con brusquedad un aroma dulzón, en busca de confort, la navidad huele a luces enredadas en los postes de la plaza principal, papel de regalo recién en vuelto para aquellos que hacen compras de última hora y felicidad... o tal vez sólo sea el pan con trozos de fruta y pasas que carga en la bolsa de papel bajo su barbilla.

Avanza más allá de las farolas que sirven de reflectores para las agrupaciones que cantan villancicos frente a los porches de las casas vecinas, y al final de la calle, en la punta de una loma escarpada, está su casa... o bueno, la casa de sus padres. Iluminada desde adentro con luz cálida, recortando las siluetas de las que podrían ser su madre y su prima deslizándose por toda la sala atendiendo a los invitados. Le cuesta un poco recuperar el aliento, pero logra llegar a la puerta mientras se hace un espacio más a la lista de metas de año nuevo: mejorar su estado físico.

Al tocar el timbre, su madre abre casi como atropellándose contra la puerta. El cabello tiene motas de harina, sin embargo, su maquillaje está perfecto, hay una familiar bulla tras su espalda pero ella sólo se enfoca en la sonrisa brillante y aliviada de Iduna Arendelle. 

-¡Cariño! Qué bueno que hayas podido llegar a tiempo,- los brazos de su madre, que huelen a canela y algo más, la rodean mientras aplasta el pan entre sus pechos. -no pensé que tuvieras el tiempo.

Aún seguían paradas en la puerta, aunque ya Elsa se está quitando el abrigo.

-Bueno, parece que mi jefe estuvo de buen humor hoy, mamá.

-¡Es navidad!- replica Iduna viendo a su hija escurrirse entre su cuerpo y el perchero al interior de la casa. -Todos deberían estar de buen humor.

Elsa quiso objetar algo como que los menos afortunados no pensaban lo mismo, pero por la festividad y el volátil humor de su madre, prefirió tragarse con bilis sus palabras y limitarse a sonreír. Iduna amplió sus ojos redondos, como recordando lo obvio.

-Ven, ven, entra...- la toma del brazo. -Ya todos están aquí, eres la única que faltaba.

Tras el arco de intersección entre el pasillo de la entrada y la sala, estaban sentados en el sofá su padre y tío Robert, charlaban animosos con North Frost, Norte para los amigos, que estaba desparramado en un sillón individual fumando una pipa. Emma revisaba su teléfono en el piso, con Olaf entre las piernas dormitando. Saludó a todos con un corto abrazo y respiró con calma.

Entonces él también está aquí.

Como si lo hubiese dicho en voz alta, su mamá la mira por unos segundos antes de volver a llevársela a la cocina. Donde estaban Anna, Rapunzel, su tía, Mary Frost y Nicholas Frost como polizón, intentando robarse pellizcos de la masa de lo que sea que estuvieran preparando. Todos la saludan con una sonrisa y la exclamación de su nombre, se siente querida.

-No puedo darte muchos detalles de tu regalo, querida, pero sé puedo decirte que Jane Austen está por ahí- le murmura el señor Frost al oído con cariño, luego de acercarse a abrazarlo. Apartados, Elsa lo ve y le sonríe en grande, haciéndose una idea de lo que hablaba. Pero pronto nota algo, además de la obvia ausencia de la persona que la pone nerviosa, faltaba su abuela.

-¿Y la abuela?- le pregunta a su madre que parece retomar la labor que ejercía antes de correr a abrirle la puerta.

-Está arriba, linda- responde en su lugar la señora Frost, con el cabello recogido y hebras el mismo derramándosele por la hermosa cara. -Fueron a buscar con Jackson las fotografías del muérdago.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora