"March 3" One-shot

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Desempaña el vidrio y se ve al espejo, emocionada y en toalla. Quiere comprobar la fecha nuevamente, pero su teléfono está afuera cargando y ya ha confirmado que es 3 de marzo más de 7 veces.

—¡Elsa, apresúrate!— Anna golpea su puerta con ahínco. —¡Honey no tarda en llegar!

Con una sonrisa estúpida, le responde algo vago, sin sentido tal vez.

Con la toalla seca sus piernas para que deslizarlas en los pants no sea tan complicado, y cuando está lista, sale del baño directo al apogeo que es la cocina de los Arendelle.

Iduna canta canciones de la radio mientras sirve los waffles, de proteína para ella, y Agnarr discute con John sobre el titular del periódico, se supone que es política pero prefiere ahorrarse debates por el día de hoy. Es especial.

Anna está terminando de comer cuando Elsa se desliza hasta Iduna y se une al coro de la canción mientras le ayuda con el café, la estancia huele a mezcla de waffles, huevos, café y felicidad. Es un perfecto 3 de marzo, y su familia lo sabe, la felicitan todos con miradas encariñadas y mandan saludos mientras con Anna se suben al auto de Honeymaren.

—Voy a matarte, Arendelle, en serio voy a hacerlo—. Honey, dulce como su mismo nombre, da un volantazo y arroja insultos por la ventanilla. El tráfico está tenaz, y probablemente lleguen tarde a la academia, pero ni siquiera eso puede arruinar su día.

—Honey, ya te dije que no escuché el claxon—. Reitera con cansancio mientras juega con el trozo de servilleta que se llevó empuñado en la mano por alguna razón, aún tiene un par de migajas de waffle.

—¿No escuchaste el maldito claxon de 105 decibeles?— el auto se agita cuando Honey frena abruptamente, un tipo en un Renault Logan se le ha cerrado por la derecha sin direccional. La muchacha, furiosa, golpea el centro del volante y el pitido es estruendoso y largo. —Si no escuchaste eso, o tu casa es muy grande o tú muy sorda. Pero no te culpo, parece que este hijo de la gran puta tampoco lo escucha. — saca la cabeza por la ventanilla, sus trenzas cuelgan alrededor de su cuello. —¡¿Te regalaron la licencia en una puta rifa?! ¡No sabía que los animales podían conducir! ¡Aprende a hacerlo bien o vuelve al zoológico, bestia!

Anna contiene una risa en la parte de atrás, y Elsa murmura intentando calmar a su amiga.

—Déjalo, Honey, ya está. A lo mejor tiene afán.

—¡Pues yo también!— retoman camino cuando el tipo de la Renault les abre paso. —Si falto a otra clase, Aurora me va a degollar.

Elsa se encoge de hombros mirando por la ventanilla.

—Ella no es tan así.

—Contigo no, obviamente, eres su consentida.— dobla en la siguiente esquina.—Pero a mí me odia, siempre me pone atrás en las coreografías.

—Pues podrías intentar no insultar a las chicas que se tropiezan contigo al ensayar... no sé, es sólo una sugerencia.— lo deja deslizar a ver como lo toma Honey, y ella se ríe entre dientes confirmándole lo obvio, eso jamás iba a pasar.

El auto finalmente se estaciona en frente de a academia de baile Cisne Negro, Anna baja por la izquierda y ella por la derecha, aunque no tiene otra opción si estaba de copiloto.

—Oh cierto que hoy es 3 de marzo—. Sonríe Honey.—Ya decía yo que te ves muy feliz. Felicidades.

—Gracias.— responde orgullosa.

Las puertas son empujadas y cuando ellas entran, los primeros en voltear son el cuarteto de oro que, como de costumbre, estaban sentados en el pie de las escaleras que daban a las clases de los de menor nivel.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora