Day 16: "Mrs. Pam" One-shot

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16. Hábitos o rituales mañaneros

La siempre puntual alarma de las seis y media de la mañana recorta el silencio de la estancia estrepitosamente, los chirridos similares a los de un loro cinco octavas más arriba se le hicieron insoportables a Elsa, que asestó un golpe en el lomo del despertador sumiendo nuevamente así la habitación en un silencio lúgubre y, de alguna retorcida forma, cálido y familiar.

Rodó la cabeza sobre el eje de su cuello hasta ver a Jack recostado a su lado, dormitando con los labios entreabiertos que revoloteaban con la ligereza de pequeños ronquidos. No se había ni siquiera mosqueado con el sonido de la alarma; Elsa lo envidió. 

A palma abierta, recorrió con premura la espalda en movimiento de su pareja, cubierta por la franela cálida que le protegía del invierno, casi sintió la energía friccionada entre su palma y la superficie porosa del suéter azul marino. Al no recibir respuesta, acercó su boca a la oreja contraria y respiró suavemente ahí, esperando algún indicio de que el peli blanco hubiera despertado. Nada. Por la periferia de su ojo izquierdo, pudo ver que eran ahora las seis y cuarenta de la mañana, el sueño les había robado ya diez minutos. Como a situaciones desesperadas, se requerían medidas desesperadas, aprovechando la cercanía de su boca al oído contrario, proporcionó un ligero lametazo en el hélix, que instantáneamente hizo saltar a su novio junto ella, agarrándose la oreja con aprensión. 

De no ser por le expresión entre indignada y adormilada en el rosto hinchado por el sueño de Jack, probablemente Elsa hubiese podido mantener la seriedad, sin embargo, no fue así, y Elsa no logró reaccionar a tiempo para contener la carcajada que largó a continuación, con la cabeza  hacia atrás, bajo la mirada ofendida de él.

-¡¿Y eso por qué fue?!- le riñó mientras la risa de la rubia sólo era más fuerte.

-Lo siento- se limpió una lágrima de la comisura de su ojo. -Pero no te levantabas, y ya van a ser las siete. 

-¿Qué con eso?

Elsa lo miró como si fuera obvio.

-Se nos hará tarde para el trabajo, gran genio.

Jack asiente, como captando penosamente que es un adulto con responsabilidades y se estira felinamente sobre la colcha mullida color blanco hueso, aún si no lo está mirando, sabe que se estira por el gemir de sus huesos a sus espaldas. 

A paso de zombie, Jack rodea la cama hasta llegar a donde está sentada para detenerse frente ella, su sombra le encapotó los ojos de la luz solar que se filtraba por las cortinas planas black out que habían instalado hace un par de meses atrás. Se inclinó ante ella hasta que sintió un par de labios cálidos y resecos presionados contra su frente.

-Buenos días, cariño- le murmura con propiedad Jackson, antes de desaparecer por el corto pasillo dentro de la habitación que llevaba al clóset.

-Días- apenas alcanza a responderle con una media sonrisa tonta. 

Apoya los pies sobre la bonita alfombra que tapiza el suelo bajo las patas de la cama, y los pelitos de poliéster le acarician las plantas de los pies mientras se dirige al baño con la tira gruesa de la musculosa resbalándosele por el brazo derecho. No hay necesidad de encender la luz del baño porque ya la suficiente se derrama por la ventanita alta localizada en la cabecilla de la ducha, se queda un momento embobada observando las pequeñas partículas de lo que supone que es polvo revoloteando y bañándose en el chorro de luz natural directo desde la ducha.

De un vaso de plástico reforzado toma los dos solitarios cepillos repantigados a extremos opuestos de la curva, uno verde oliva, el suyo, y el otro negro cuervo, de Jack. Remojó las cerdas de ambos bajo el chorro del lavabo y luego les untó pasta de dientes, dejando el de Jack a su espera sobre la encimera par llevarse el propio a la boca, comenzando por círculos sobre sus esmaltados dientes. 

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora