"Daiquiri flavored kisses" One-shot

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Si cerraba los ojos, Elsa sentía que la habitación le daba vueltas. Sus pupilas se dilataban y las voces de sus amigas se empequeñecían tanto que la música las tomaba entre sus gruesos dedos, se las llevaba a la boca y se las tragaba. Ese último daiquiri fue letal, pero no se arrepiente de nada.

Echó el cuello hacia atrás y su cabeza quedó colgando, los ojos fijos en el techo del club. Esa noche bebía para olvidar, se tragaba las penas de algo que realmente nunca fue, pero que dolía como la mierda. Honey se opuso totalmente a la idea. Le parecía totalmente innecesario beber porque al final del día, Jack y ella, con suerte, eran amigos.

Anna, por su lado, fue la de la idea. Le habló de un bar escondido en algún punto entre la frontera de Disney y Dreamworks donde servían algo más que los blandos tragos que le ofrecían en cualquier otro bar dentro de Disney, y ella -que en ese momento estaba disfrutando de torturarse viendo por séptima vez en la tarde El Origen de los Guardianes- creyendo que quizá era lo mejor, accedió.

Ahora, apenas entró, para ella quedó más que claro que 'escondido' no era precisamente un sinónimo de 'desconocido', pues las personas se desbordaban por las puertas y quedaban regadas a lo largo y ancho de las afueras del lugar. Nada muy fuera de contexto; unos borrachos -y algo más- alucinando, diciendo tonterías o vomitando. Se comenzaba a hacer la idea de que pronto los acompañaría.

Realmente estaba ebria, no tanto como para vomitar, muy mareada, sí, pero era capaz de reconocer que no era prudente tomar un trago más si no quería acabar haciendo una estupidez que luego las metiera en problemas.

Sin embargo, el equilibrio es lo primero que te deja luego de que el alcohol haga efecto en ti. Entonces acabó pisando accidentalmente a la pobre persona que bailaba a su lado y ni siquiera se quejó.

—¡Lo siento muchísimo!—. La borrachera la dejó ir unos instantes mientras se ocupaba de una gran vergüenza. Primero, miró los pies de quien había pisado y solucionó que no había mayor daño, solo una pequeña mancha en la punta de las zapatillas blancas de su víctima. El problema vino cuando la cara de aquella persona se le hizo escandalosamente familiar.

—Descuida, la paso descalzo la mayor parte del día. Puedo aguantar— sonríe Jack, tomándola por los codos.

Su primer instinto fue apartarse como si la quemara, tan bruscamente que incluso Jack se inclinó hacia adelante.

—Jack... ¿qué haces aquí?

El joven guardián no estaba solo. Hada y Conejo estaban con él, fingiendo demencia mientras charlaban y los surtían de miradas de reojo cada tanto.

Jack, ajeno al lío del que era responsable en la cabeza de Elsa, se encogió de hombros y miró el lugar.

—Tengo un par de amigos que me querían aquí— respondió, simplemente. La pulsera neón que lo delataba como VIP y el nombre del lugar le hicieron ruido por primera vez.

—¿Conoces a alguien de "Furia Nocturna"?— preguntó.

—Hiccup y yo somos mejores amigos desde hace años— explicó Jack.

Elsa parpadeó, sorprendida.

—¿Hiccup es el dueño?—. Las palabras se le enredaban en la lengua, como saludo del alcohol que le anunciaba que ya había terminado la tregua entre ellos.

Jack la miró por unos instantes, luego asintió con la cabeza. Sus labios rosados y finos se curvaban en una sonrisa suave, encantadora, que si Elsa dijese que no la tenía atontada, sería una mentirosa.

—Dijo que la fiesta estaría interesante, veo que no se equivocó—, dijo Jack sin dejar de mirarla con esos ojos que, Elsa temía, podrían ver todo lo que provocaban.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora