Day 29: "I got your nose!" Drabble

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29. Haciendo algo dulce

Esto quedaría más como ridículo, pero es tierno así que disfruten.

El olor a desinfectante y las paredes blancas era lo primero que te alertaban en un consultorio, y el ruido lejano de las fresas eléctricas que los dentistas utilizaban no le facilitaban la tarea de mantener la calma.

—¿Quieres dejar de mover la pierna?— Jack presiona su rodilla hacia abajo, manteniendo el sube y baja que el pie izquierdo de Elsa llevaba acompasando hace ya veinte minutos. —Me pones nervioso.

—¿Nervioso? ¿Nervioso tú?— apunta a su novio con el dedo. —¡A ti no van a sacarte las muelas del juicio! ¡Yo tengo derecho a estar nerviosa!

Toda la planta de pacientes se gira a mirarlos con cautela, y Jack les sonríe nervioso a todos, una disculpa silenciosa por el escándalo.

—Okay, lo entiendo. Yo también pasé por ahí, pero estoy aquí contigo ¿sí?— besó su sien mientras los dedos largos y firmes, serpenteaban sobre los cortos y finos.

—¿Todo el tiempo?— murmura Elsa, ocultando el rostro en el hombro de Jack.

—Seré el primero que verás cuando despiertes, lo prometo.

Antes de poder agregar algo más, Tadashi Hamada cruza las puertas de la sala de espera, con una gorra y teléfono en manos.

—Lamento la tardanza.— se disculpa. —El tráfico era horrible y casi atropello a dos señoras y un niño mientras venía.

—Descuida, aún no la han llamado de todas formas— responde Jack con un ademán amistoso. Tadashi mira de reojo a Elsa, que está petrificada del susto y se aferra con todo y uñas al brazo de Jack. —Ya no siento el brazo.— le dice Jack en voz baja cuando nota su estudio.

Tadashi prefirió sonreír en silencio y no comentar nada acerca de que Elsa no le dirigió la palabra, sabe que está nerviosa y cuando eso pasa, ella suele no ser capaz de gesticular palabra alguna; Elsa había solicitado su presencia como apoyo para la extracción de sus muelas del juicio, sabía lo que la anestesia hacía a los pacientes y necesita que alguien grabara su vergüenza. ¿Quién mejor que tu mejor amigo para eso?

Pronto, una mujer entubada en una de esas pijamas de enfermera, entra a la sala con sus ojos verdes fijos en la planilla que sostenía.

—¿Elsa Arendelle?— pregunta en voz alta. Elsa se sobresalta y se aferra al brazo de su novio mientras él levanta la mano y la señala.

(...)

—Vengan por aquí.— les indica la enfermera mientras Jack y Tadashi la perseguían por los pasillos pulcros u recién desinfectados. —Ella aún está bajo los efectos del sedante que le dimos para menguar el dolor una vez despertara, así que mantengan la mente abierta frente a cualquier cosa que ella pueda decir.

Jackson asentía a todo y Tadashi presionaba el botón para comenzar a grabar.

Cuando la enfermera empujó la puerta, Elsa miraba sus manos hechas puño con impresión.

—¿¡Qué le hicieron a mis manos!?— grita, horrorizada. -—¡Iban a quitarme las muelas, no los dedos! ¿¡Dónde están mis deditos!?

La enfermera mira a ambos chicos una última vez antes de correr a tomar la muñeca de Elsa.

—Señorita...

—¡Los voy a demandar!— grazna, junto con otros improperios que a Tadashi le dio gusto grabar y Jack consideró hilarantes; nunca había visto a Elsa así, sólo cuando estaba ebria y aquello era en escasas ocasiones.

—Señorita, sus dedos siguen estando dónde los dejo.

—¡¿Me estás llamando mentirosa!?

—Seño—.

—¡Quiero hablar con tu superior de inmediato!— Elsa se veía alterada, genuinamente, y por mucha risa que le diera verla forcejear con la enfermera por levantarse de la camilla, debía intervenir lo más pronto posible.

—Elsa,— habla. —tranquila... sólo abre la mano—. Elsa lo mira desorientada por unos segundos, pero luego afloja sus articulaciones y sus dedos se desenroscan.

—¡Oh! ¡Ahí están! ¡Los extrañé un montón.— da besitos en sus dedos. –No vuelvan a desaparecer así.

La enfermera y Jack se ríen, y aquello parece llamar la atención de Elsa.

—¿Quién es él?... te me haces familiar— entrecierra los ojos como si estuviera resolviendo el misterio más complejo de todos.

—Señorita, Arendelle. Él es su novio, Jackson.— le explica con paciencia la enfermera; Elsa lo mira de arriba a abajo perpleja.

—¿En serio?— mira a la mujer. —¿Ese es mi novio?

—¿cómo te sientes, Els?— se acerca a su lado, con una sonrisa dulce en los labios.

—Sabiendo que tú eres mi novio, como la ganadora de la lotería— silva y Jack no se molesta en retener la risa que brota natural desde el fondo de su pecho.

—Creo que debes descansar un poco más ...

—Ñah— las gasas que mantiene en su boca le dificultan sólo un poco el habla,. —¿Y si mejor me haces un hijo?

Tadashi larga una carcajada, tiene oro puro entre manos.

—¡Elsa!— alcanza a llamar, pero es obvio que no sería de gran diferencia, ella seguiría diciendo babosadas como esa y la alternativa más inteligente era distraerla. —¿Por qué no mejor jugamos a algo?

—Al veinticuatro — propone con emoción.

—¿Al veinticuatro?

—Sí, tú te pones en dos y yo en cuatro.— la enfermera, que bebía de su café, lo expulsó con fuerza por la nariz mientras Tadashi se tiraba al suelo, llorando de la risa.

—Cuando no estés drogada, tal vez.— le responde. —¿Y si te enseño un truco de magia?

Jack puede jurar que los ojos de Elsa se iluminan cuando escucha esto y se le hace lo más hermoso que hay en la tierra.

—¡Muéstrame! ¡Muéstrame!— aplaude mientras se remueve, buscando comodidad en la dura camilla de hospital.

Jack sólo planeaba distraerla con lo que solía usa con Emma, mientras los documentos para poder irse estaban listos, así que encogió los dedos índice y corazón, apretando la nariz de Elsa entre ellos y al tiempo que retiraba su mano, incrustaba el pulgar entre los falanges doblados.

—Mira, tengo tu nariz.

Elsa jadea sorprendida y se toca la zona, pronto, los ojitos se le cristalizan y comienza a lloriquear.

—¡No, mi nariz!— pucherea. —¡Devuélvela! Por favor...— el llanto incrementaba, y con ello la preo de Jack, que corrió a sentarse junto a ella en la camiñla y rodearla con uno de sus brazos.

—No, amor, mira— le enseña las palmas limpias. —es sólo un truco, no tengo tu nariz, es falso. No llores, nena, por favor.

—¡Quiero mi nariz devuelta!— patalea y Jack se ve en la obligación de enroscar los dedos sobre la nariz de Elsa y fingir que vuelve a colocar su nariz.

—Ya, ya está— retira un par de mechones de su frente y besa la zona con cariño. —Tu nariz está de vuelta.

—¿Seguro?— lo mira desconfiada a lo que él asiente. —¿Si quedó bien?

—Igual de bonita que siempre.— besa la punta de la nariz de Elsa, que se torna roja al instante y oculta el rostro en el cuello de Jack.

—Gracias...— bosteza. —Pero parezco un aguacate, toda hinchada.

—Eres el aguacate más hermoso que hay.— Jack responde, dejándola dormirse en su pecho. —Descansa, bebé.

Muy flojo, lo sé, pero ya quería subirlo porque tardé en actualizar y lo siento por eso.

Igual, gracias por leer.

Con amor, nani.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora