La universidad solía llenarse demasiado. Sobre todo los jueves a las once de la mañana. Podrías ser capaz de apiñar al menos dos de las facultades más grandes en el patio principal del campus y aún te sobraría espacio.
Para Elsa, eso era agradable, charlaba y se lanzaba comentarios amigables con gente desconocida para Hiccup, quien en definitiva no disfrutaba de esos meollos compuestos por manos y piernas ajenas que accidentalmente se frotan contra tu cuerpo.
Acomoda sus gafas con un bufido.
—Elsa, no creo necesario estar aquí— masculla Hiccup. —digo, tenemos el ala este del campus, nadie pasa por ahí.
Con las manos en la cintura, Elsa escanea la multitud, buscando algo entre las cabezas. A su vez, los ojos verdes del más alto, la juzgaban. Con esa estatura de ella tampoco es que pueda ver mucho desde ahí.
—¡Claro que es necesario, Hicc!— Elsa tiene este don de presentir cuándo él necesita una afirmación que, aunque fuera vaga, le garantizaba que sus caprichos se cumplirían. Así que, pone una mano en el hombro de Hiccup y le sonríe, de esa forma que a él le parece hermosa. —Pronto estaremos ahí, sólo déjame resolver algo. ¿Sí?
Persuadido, como cada que Elsa utiliza su bello rostro para él, Hiccup se desarma de sus excusas y deja que la platinada lo arrastre por la multitudinaria reunión, hasta algún punto donde la puerta de entrada fuera perfectamente accesible a los ojos.
El ambiente de repente se tensa, el tiempo se ralentiza y todo parece estar a la expectativa de algo. Luego, una cabellera blanca se asoma entre los jóvenes adultos apurados y el dueño le sonríe a una muchacha de cabello colorido que caminaba con él. Los hombros de Hiccup se tensaron. El tipo era resplandeciente, perfecto, al menos físicamente. Y Elsa lo observaba como si fuera lo último en avances artísticos.
—¿Quién es él?— pregunta, intercala mientras tanto, la mirada entre el tipo con físico de modelo y su amiga babeante.
—Jack Frost, el mejor estudiante de la facultad de literatura—. Ella, con la misma expresión enamorada, aprieta los libros que carga contra su pecho.
Hiccup vuelve a escanearlo de arriba a abajo.
—Parece un fuckboy.
Elsa resopla. —Para nada.
—¿Cómo estás tan segura?
La sonrisa ajena se ensancha y Hiccup sólo sabe que debe temer de la respuesta.
—Es mi novio.
Sonaba tan orgullosa y enamorada, que Hicc tuvo ganas de golpearse una y otra vez con la laptop que protegía en su mochila. Acto seguido, el prototipo de Francisco Lachowski, se abre paso entre las personas en dirección a ellos. Hiccup tensa la mandíbula y lucha contra el tic nervioso.
—¡Jack!— Elsa se lanzó a los brazos del tipo y él dio vueltas con ella encima.
Repugnante, si le preguntaban.
—Hola, linda— dejó un beso sonoro en su mejilla. Los ojos de ambos brillaban.
Sip, el castaño era el que sobraba.
—Te extrañé— susurró su amiga al oído del peliblanco que apretó su cintura entre manos.
—Y yo a ti, Els.
Se susurraron estupideces entre ellos, hasta que Elsa por fin dio crédito a su presencia.
—¡Oh! ¿Dónde están mis modales?— sonríe nerviosa. —Hicc, él es Jack, mi novio, y Jack, él es Hiccup, un gran amigo mío.
—Un placer, Hiccup— dice Jack y se nota la honestidad en sus ojos azules.
—El gusto es mío, Jack.
Se sonrieron mutuamente, y Hiccup se esforzó por no hacer tan evidentes sus celos por ahora.
(...)
En la noche, luego de estudiar. Hiccup bajó a la tienda que quedaba cruzando la calle. Sus pasillos con luces parpadeantes lo recibieron y él sólo llevaba quince dólares en el bolsillo, estaba bastante seguro de lo que iba a comprar.
Cuando llegó a casa, aprovechó que sus padres no estaban y arrojó la bolsa sin cuidado sobre la mesa. Suspiró.
—Yo soy mejor que tú— masculló entre dientes, producto de su ira, en dirección a la fotografía y a esos ojos azules conocidos.
El decoloramiento de su cabello fue un reto, sobre todo considerando que lo hizo solo. Los lentes de contacto, azules por supuesto, fueron más sencillos. Tan sólo quería probarlos para el día siguiente, donde obtendría lo que quería.
(...)
Tras la puerta de su casillero deportivo, Elsa terminaba de guardar sus cosas. Sin notar una presencia a sus espaldas.
—Hey, Els— la voz la hizo brincar, pero la reconoció al instante. Una sonrisa creció en su rostro
—Hiccup, ya te he dicho que no tienes permitido entrar a los vestidores de chicas— dándose la vuelta, Hiccup se deleitó con la expresión sorprendida que adoptaba el rostro de su amiga.
—¿Qué demonios...?
Él no dijo nada, sólo se dejó hacer. Elsa tomó bruscamente su brazo y lo arrastró fuera del lugar.
—¿Pretendes parecerte a alguien, Hiccup?— se cruzó de brazos con una ceja arqueada.
—No lo sé...— sonríe. —tal vez.
Con el ceño fruncido, Elsa toma el cuello de la camiseta ajena.
—Sé lo que intentas hacer y déjame decirte que no va a funcionar.
—¿Ah no?
—No— dice Elsa. —tú no me robarás a Jack, incluso si te esfuerzas por parecerte a mí.
—¡Hola, chicos!— se escucha la voz de Jack a la distancia, como un murmullo claro, muy claro.
Hiccup mira complacido a su nuevo flechazo caminar hasta ellos, con esa sonrisa y esos ojos preciosos. Resplandeciente y tan ajeno a todo. A la creciente obsesión de Hiccup por él.
—Ya lo veremos...— se burla. —después de todo, yo soy mejor que tú, Elsa.
Con cara de pocos amigos, Elsa lo aparta y corre hasta su novio. Dispuesta a dar pelea.
¿Hiccup quería guerra por Jack? Guerra tendría.
Raro y turbio. Pero ya llevaba tiempo sin escribir y este es como un auto regalo de cumpleaños adelantado JAJAAJAJ.
Además, saben que a mí me gusta la actualización de respuestas a la siguiente pregunta:
❤️❤️¿Hasta ahora cuáles son sus O.S o drabbles favoritos?❤️❤️
Espero les haya gustado.
Con amor, Nani.
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Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]
Hayran KurguPorque amo las historias de amor, sobretodo si son cortas y porque Jack y Elsa son mi OTP. -Historia totalmente mía. -Para adaptaciones primero contactarse conmigo . -Es inadmisible cualquier copia parcial o total. -Los personajes no me pertenecen. ...