Day 5: "Imagine" Drabble

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5. Besándose

—Lo lamento, Jack— Norte y Dory se veían genuinamente tristes. —es por tu bien... y el de Elsa. Tratamos en serio de convencer al jefe pero... es una maniobra riesgosa.

—Sus ventas caerían en picada.— agregó la pelinegra.

Jack frunció el ceño y los labios, intentando retener su frustración. ¡No era justo para nada!

—¿Así que de eso se trata? ¿Dinero?— los miró a ambos, con el corazón hundido.

Desde que era niño y su abuelo le enseñó por primera vez lo que era un piano de cola, supo que lo suyo estaba en la música. Amaba cada acorde, fuese alegre o triste, mayor o menor. Y con el tiempo descubrió que tenía futuro en el canto también.

"Uno de los mejores tenores que el pop haya tenido", recordó el comentario de la revista para la que posó la semana anterior.

En aquel entonces, unos 5 años atrás, estaba seguro de que aquello era lo que quería para su vida. Ser amado por aquello que él también ama.

Firmó y las grabaciones llegaron, los discos, con ello las giras, las multitudes gritando su nombre, premios y los millones en su cuenta bancaria. Fue toda una sensación, era considerado el más influyente del momento con un aproximado de 20 millones de fans alrededor del mundo, y contando.

Estaba cumpliendo uno de sus más grandes sueños. Pero dejaba el otro más importante atrás...

Conoció a Elsa en unas premiaciones para las que figuraba entre los posibles ganadores. Ambos estaban en una misma categoría, pero fue ella quien acabó llevándose el premio a casa. Finalizando el evento, y sin ánimos de verse como un mal perdedor, se acercó a ella en el backstage donde ambos hicieron 'clic' en el instante.

Luego de eso fueron citas, canciones dedicadas y teorías de las fans que amaban la idea nunca confirmada de que ambos estuvieran juntos.

Frente a las cámaras y la gente, eran Jack Frost y Elsa, los más aclamados del momento. Pero fuera del lujo, maquillaje y las banalidades, eran Jackson Overland y Elizabeth Arendelle, ambos jóvenes y enamorados. Cómplices y protagonistas de los sueños del otro.

Jack no tardó en realizar que quería a Elsa en su vida, la amaba y no la quería lejos por un segundo.

Pero así no funcionaban las cosas.

Habían contratos que cumplir, gente que complacer, imagen que mantener y charts para liderar. Un escándalo de relación no lea convenía, ni a ellos ni a sus agencias. Ese era el lado de la fama del que nadie hablaba, y del que no le advirtieron al joven de 15 años con un piano y un sueño.

No lo malentiendan, Jack adoraba a sus fans, eran como su familia, soporte, por ellos estaba donde estaba y jamás les negaría una sola cosa que quisieran mientras estuviera en sus manos. Y sin duda amaba su música, siempre lo hizo.

Pero ahora amaba a Elsa, no quería vivir escondiéndose de los demás. O seguir limitandose a citas a escondidas en su departamento. Y ahora ellos la alejarían de su lado.

Le quitarían lo único genuino en aquella vida hueca y superficial de un cantante. Pero era ese el camino que escogió, y no podía hacer más que levantar las manos y resignarse.

Sólo le quedaba esa noche con su amor.

Despachó a los managers de su casa y se apresuró a subir al segundo piso de aquel penthouse. Las paredes de mármol, intercaladas entre claros y oscuros, lo abrazaron mientras se perdía en dirección a la recámara, de la que Elsa se rehusó a salir.

Cuando abrió la puerta, la encontró extendida en su cama. Con los audífonos a tope y la mirada perdida en algún punto entre la viga del techo y el candelabro de cristal.

—¿Ya se fueron?— ahogó el silencio con su voz quedita y triste. Conocedora de lo que pasaría. Jack hizo un sonido de afirmación.

La pierna derecha de Elsa se inclinó un poco hacia el peso de Jack sobre la cama en cuanto se sentó.

—¿Cuánto tiempo nos queda?

—Beth, hablas como si nos fuéramos a morir.

—No es muy distinto.

—Beth...

Ambos se quedaron en silencio, inmersos en sus propias razones. Jackson pensando en qué hacer para disfrutar los últimos instantes con su novia y Elsa odiando el tono condescendiente del peliblanco al llamarla "Beth".

—Ten, escucha esto.— le extendió su audífono izquierdo, sintiendo las leves vibraciones que el sonido despedido por los parlantes le generaba en las yemas de los dedos.

Jack optó por recostarse a su lado y colocarse el auricular.

Imagine a world like that...

We go like up

Till I'm sleep on your chest

love how my fave fits so good on your neck...—Elsa tenía una voz hermosa. Mientras hacía lo que la letra decía y escondía su rostro en el cuello de su amor.

Why can't we imagine a world like that?

—¿Por qué no podemos imaginar un mundo así, Jack?— pregunta aún con la nariz enterrada en la unión de su cuello y hombros. —Todo esto es una mierda...

—Lo sé.— tomando su barbilla, la sacó de su escondite para obligarla a verlo directamente a los ojos. Azul contra azul. Miedo contra miedo. Dolor contra dolor. —Pero hey, ahora mismo estamos juntos.

—Pero pronto va a cambiar.

—No pasará... al menos no en los próximos 15 minutos.— Ante sus palabras, el llanto contrajo la expresión de Elsa que hasta el momento, permanecía serena.

—Te amo, Jack—su hablar trémulo terminó por romper algo en él.

—Yo te amo más, muñeca.— sin hacerse esperar más, juntaron sus labios con los del otro. Disfrutando al máximo del contacto y adorando la suavidad de los belfos foráneos.

Sus bocas se abrazaban continuamente, sin esperar con ansias una separación. El roce se convirtió en algo divino, preciado para ellos, una sensación de plenitud que sólo encontrarían en la boca del otro, lo sabían.

Ellos se adoraban.

Pero no podían permitirse imaginar un mundo juntos.

Día 5 completado.

Perdonen, cada vez me gusta menos como escribo.

Espero corregirlo en mi descanso. Lamento despedirme temporalmente con un drabble tan melancólico, pero deseaba hacerlo.

Gracias por leer y perdonen cualquier error que haya cometido. Nuevamente me disculpo por mi manera de escribir tan pero tan pobre.

Con amor, Nani.

Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora