Había sido un día inesperadamente agradable para Kenshiro. De hecho, no esperó que su reunión con el príncipe Ancel terminase en un duelo amistoso. Sin embargo, aunque lo venció fácilmente, se sentía animado y satisfecho como si hubiera enfrentando a un esgrimista de más nivel. Al terminar el inesperado duelo, llegó a sus aposentos donde se hospedaba para tomar un baño.
Debía de destacar que en Whitehall eran bastante hospitalarios. Los sirvientes que habían designado a servirlo obedecían sin reparo y tenían todo listo según su necesidad. Por otro lado, los primeros días le proveyeron de todo lo necesario para su cuidado personal, antes de que sus propias pertenencias llegasen. Aun le quedaba una larga estancia según prevenía; pero, luego de conocer mejor a Ancel, se sentía más emocionado, aunque no podía explicar el porqué. Había convivido con otros príncipes y con otros omegas...quizás era por el carácter del joven omega.
En ese momento ya había terminado de bañarse. Estaba en bata blanca, mientras Han peinaba su cabello. No era quien siempre lo hacía, en Hannover tenía un sirviente que se encargaba de esos menesteres, pero para la cultura de Taiyou el cabello era un símbolo importante, dejar que alguien lo tocara solo podía concedérsele a sirvientes confiables, familiares o amigos cercanos. Su padre, el emperador de Hannover, lo cree ridículo, pues en su cultura no tenía un sentimiento especial. Pero Kenshiro había vivido demasiado tiempo en Taiyou y se sentía ligado a su cultura.
—Listo, su alteza. —Escuchó decir a su guardián.
—Gracias, Han.
Aun se encontraba en la bata blanca que se puso después del baño. No tenía más planes por ese día. Sin alguna intención, de repente, tocó su mano, la cual, hace unas horas, estuvo en contacto con la piel suave de Ancel. Una sonrisa casi imperceptible se dibujó en sus labios. Aun le escocía un poco el tacto de la mano de Ancel.
—Su alteza ¿camisón de dormir o ropa para la cena? —Le preguntó Han.
Había olvidado que por cortesía estaba invitado a todas las cenas formales del palacio; es decir, las cenas destinadas a la convivencia de la realeza de Whitehall y sus invitados, en su mayoría, los jóvenes príncipes pretendientes de Ancel. Por supuesto que, al igual que todos los invitados, podía declinar tal invitación y comer en su habitación. Si bien su herida estaba casi curada, no debería de hacer esfuerzos innecesarios, aunque ya lo había hecho en el duelo con Ancel.
—El camisón de dormir. Revisaré nuestros planes. —Indicó. — Pide que nos traigan la cena, por favor.
Han le tendió el camisón de dormir. Normalmente, el sirviente personal, ayudado por otros más de extrema confianza, debían de desvestir y vestir a su amo, pero al príncipe Kenshiro solo permitía que lo ayudasen a vestir cuando usaba alguno de los complicados trajes de gala. Ya con el camisón de dormir en la mano, Kenshiro lo extendió. Notó que era una gran camiseta que posiblemente le llegara hasta los tobillos con algunos volantes sencillos, de tela muy fina y suave. A pesar que llevaba años usando el camisón de dormir en Hannover, seguía sin sentirse completamente cómodo con estos. Así que a veces, simplemente se ponía una de las túnicas de dormir que usaba en Taiyou.
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Crónicas de Amor y Guerra [ABO]
RomanceEl príncipe Ancel (omega) celebra un baile por su mayoría de edad, se espera que en tal baile encuentre al alfa ideal para ser su consorte, y así ascender al trono. Sin embargo, un misterioso rufián lo ataca en el jardín llamándolo "mi omega". Ance...