Según las fechas pactadas, el evento que definiría la nueva estructura del mundo estaba por comenzar. El duelo entre Kenshiro y Hazam se estaba llevando a cabo en esos momentos en el lejano reino de Heith que ahora le pertenecía a Ancel. Por supuesto, Clovis estaba orgulloso de que su hijo haya obtenido como ventaja la posesión tanto de aquel reino limítrofe como de las tribus norteñas. En una época de paz, el aún rey de Whitehall no habría tenido interés en que su hijo se hiciera con tierras tan lejanas, pero dudaba que la paz realmente se obtuviera con este duelo, por lo que era mejor para Ancel que obtuviera todas las ventajas posibles.
Las tribus norteñas obedecían a la fuerza. Y, la leyenda de Ancel como el hijo del sol era propicio para que le obedecieran lealmente hasta el fin. Por otro lado, Heith era un reino que estaba ubicado en una zona estratégica. Desde donde se podía vigilar tanto a Gaul como a Hannover. Clovis no tuvo que detallarle eso a su hijo, el propio Ancel notó lo importante de ambos territorios. Sin embargo, sabía que tanto Emir junto a Hazam como Kenshiro con Akimitsu habían cedido porque, creían que el ganador del duelo obtendría ambos territorios al convertirse en consorte de Ancel.
"Ambos bandos piensan que en un futuro podrán manejar a Ancel a su voluntad ya sea por su autoridad de alfa o por los cachorros que tengan", pensó Clovis.
Clovis esperaba que su hijo no se dejara dominar por las emociones cualquiera fuera el resultado. Hubiera querido que su amado hijo tuviera la vida de uno de los últimos reyes, pacífica, cuidando de su pueblo en Whitehall al lado de un buen alfa recesivo que lo adorara y obedeciera. Pero, desde que tuvo a Ancel en sus brazos cuando nació de Amel sintió que su hijo sería diferente a él, que sería más parecido a lo que los textos decían de Ariel. Sintió resonar el espíritu león rey en Ancel. Posiblemente, el destino de su hijo fuera mucho más grande y, con ello, tuviera que cargar con mucho más. Todo coincidía. El ascenso de Stephano tan violento, su unión con su enemigo Taiyou, todo ello le dejó entrever que una posible era de guerras por la supremacía final estaba iniciando. Clovis quiso resistirse, alejando a su hijo de Taiyou y de Hannover, pero el destino había llegado de todas formas.
Llegó con un ramo de orquídeas azules hasta la tumba de Amel en el Mausoleo de la familia real de Whitehall. Ahí reposaban los restos de Ariel y todo su linaje que había pertenecido a la familia gobernante.
Caminó hasta el salón donde se encontraba la tumba de Amel. La cual tenía un espacio reservado para él mismo. Cuando muriera. su tumba se ubicaría al lado de Amel, ahí permanecerán para la eternidad. En teoría, Ancel, su consorte y su linaje también dormirían cuando les llegase el turno. Aunque suponía que la tumba de Ancel no tendría nadie a su lado, pues su consorte fuera Kenshiro o Hazam debían de ser enterrados en sus propias tierras.
Cuando ingresó al salón, notó que ahí se encontraba alguien más. Los betas no tenían un aroma a algo, simplemente olían a beta, todos casi por igual, con unos matices tenues que los alfas y omegas podían detectar, pero que los mismos betas no podían. No poseían feromonas como los alfas u omegas. Con un porte demasiado elegante para un beta, seguramente se debía a su linaje de león, Javier Wright, el secretario supremo de Clovis acariciaba el epitafio de Amel.
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Crónicas de Amor y Guerra [ABO]
RomanceEl príncipe Ancel (omega) celebra un baile por su mayoría de edad, se espera que en tal baile encuentre al alfa ideal para ser su consorte, y así ascender al trono. Sin embargo, un misterioso rufián lo ataca en el jardín llamándolo "mi omega". Ance...