Capítulo 86: Partida

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Tal y como pensó, se había convertido en una pesadilla el baile que compartió con Adrien

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Tal y como pensó, se había convertido en una pesadilla el baile que compartió con Adrien. Recordaba cada instante de aquel momento, el deseo le consumía y se sentía abrumado por adorarlo más a pesar de todo.

En su hogar, aunque Meth no se comportaba mal con él, era evidente que estaba molesto, que había destruído lo poco que habían avanzado. Y es que el sentimiento que tenía por su esposo se tambaleaba a la vez que se asentaba el fuego de la pasión por Adrien. Aunque quería detener aquel sentimiento desenfrenado resultaba imposible.

—Meth...

Estaba practicando en su salón de baile. Cada vez que lo veía bailar recordaba porqué le gustó en primer lugar. Siempre le había gustado ver bailar a los artistas de la corte de Taiyou o a los consortes, concubinos imperiales. Cuando vio bailar a Meth por primera vez se sintió tan abstraído por él que rápidamente se aferró a esa sensación de deseo. Pero, era la historia compartida de que también fue un esclavo lo que terminó por hacerlo amar, por decidir qué Meth era especial y que debía de estar a su lado. Quizás se había apresurado en aquel entonces porque no entendía realmente lo que era el amor.

—¿Qué sucede, Han? — Cuestionó el omega girando hacia él.

—Quería pedirte perdón, Meth, por ...

—¿De qué me quieres pedir perdón? ¿De que me humillaste no quedándote en mi presentación o de que coquetear y desear a Adrien durante vuestro baile?

Se tardó en responder y vio que Meth vio comprobadas sus palabras.

—Meth, es que es mi destinado...

—¡Ya lo sé! — Gruñó, llevó su mano a su boca queriendo contener otro gruñido y lo vio temblar de frustración. — Pero no es por eso. Adrien se recuperó luego de vuestro baile y continuó con sus deberes, estuvo en mi presentación, luego bailó otras piezas con su prometido. — Dijo Meth. — Porque él sí está comprometido a serle fiel su futuro marido, no como tú. Ambos son destinados ¿ y qué? ¿no te reprocho que lo sean, pero no eres capaz de comprometerte conmigo, con nosotros como pareja. Y ver que Adrien sí puede hacerlo, solo aclara una cosa con respecto a ti: no me amas.

Han sintió miedo. Quizás estaba siendo egoísta, quizás solo quería aferrarse a Meth porque no quería estar completamente solo porque sabía que Adrien no abandonaría todo por él.

—No volverá a pasar. Meth, por favor.

Intentó sostener a Meth entre sus brazos, pero Meth se separó de su toque. Resopló, las lágrimas brillaron en sus cuencas.

—Solo sé honesto contigo mismo, Han. — A pesar de las lágrimas que poco a poco se deslizaban desde sus ojos, Meth mantuvo su voz firme. — Nos ahorraremos molestias y dolor. No me amas, te gusto, quizas me deseas, me tienes cariño... nada más. Deja de mentirte...deja de mentirme.

Crónicas de Amor y Guerra [ABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora