Clovis dejó el mensaje que había llegado con el anuncio de que Kenshiro Sonne había vencido a su padre y se coronó como el nuevo emperador. La única forma rápida de comunicarse era a través de mensajes por paloma o halcón a distancias tan largas, pero no podían ser mensajes largos. Las cartas más largas donde se podían transmitir mayores emociones eran llevadas por mensajeros humanos que debían hacer largos viajes. El rey quería leer una carta larga de su hijo para saber cómo se sentía en este momento, sus sentimientos reales, no simples notas escuetas con anuncios. Estaba intentando terminar una carta para Ancel, pero sus emociones revoloteaban de un lado a otro sobre qué debería de decirle, cuánta información podía escribir en una carta, ante la duda de que alguien más la lea.
Se puso de pie y caminó hacia el gran retrato de Amel, su amado omega, su esposo y compañero, con quien hubiera querido envejecer. Amel tenía esos ojos dorados de Ancel, pero sus cabellos rizados hasta debajo de los hombros eran castaños. Tenía una expresión aniñada y dulce en ese rostro elegante y fino, pero en esos ojos había un brillo de sabiduría.
Clovis lo había amado tanto. Desde que lo vio por primera vez en el baile por su cumpleaños se sintió atraído por él. El nombre completo de su amado era Amel Dagger, una pequeña familia noble, en aquel entonces, el padre de Amel era el Ministro de Relaciones Exteriores, por lo que viajaba mucho y se llevaba a su hijo con él, cuidándolo como el más preciado tesoro.
No podía negarlo, Clovis sabía que la familia Dagger era parte de unos de los clanes leones que se habían establecido en Whitehall. Solo que ellos se habían dedicado a reprimir sus instintos y eran, en su mayoría, omegas y alfas recesivos. Según los registros, ellos no conocían ni lograban despertar su animal interno en las últimas generaciones.
"Yo sí lo sabía desde antes. Mi padre me lo dijo, Amel. Tenía curiosidad por ti y cuando te vi sentí a tu león omega despertarse ligeramente, eras mi destinado, mi hermoso león omega".
Hace muchos años, existieron cuatro clanes de leones dorados que huyeron desde las planicies de Hannover, separándose de los clanes ahí existentes. Se decía que era porque no deseaban vivir en más guerras, sino que querían fundar reinos que vivieran en paz. Varios clanes animales los acompañaron en su travesía y se establecieron alrededor.
Uno de esos clanes de leones fue los Dacourt y los otros fueron los Dagger. Amel nunca supo que en su interior residía el espíritu del león. Solo los reyes de Whitehall y sus príncipes herederos, poco antes de tomar el trono, lo sabían. Algunos líderes familiares de familias importantes lo sabían porque los reyes se lo decían. Los demás reyes de los Reinos Independientes sabían vagamente, pero no le tomaban mucha importancia, ya que despertar y usar los instintos del espíritu animal era una tarea que pocos lograban. Además, todos ellos también tenían el imperativo de lograr sociedades más civilizadas e igualitarias, por lo cual despertar el animal interno era un retroceso. Al menos, así había sido en las últimas generaciones.
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Crónicas de Amor y Guerra [ABO]
RomansaEl príncipe Ancel (omega) celebra un baile por su mayoría de edad, se espera que en tal baile encuentre al alfa ideal para ser su consorte, y así ascender al trono. Sin embargo, un misterioso rufián lo ataca en el jardín llamándolo "mi omega". Ance...