Capítulo 87: El inicio de la tempestad

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El viaje inicial fue completamente tranquilo

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El viaje inicial fue completamente tranquilo. Luego de dejar atrás Whitehall entre cálidas despedidas de los pobladores, se abrieron paso por la Franja Solitaria, elc ual se encontraba en temporal regencia de Ancel hasta que Daiki fuera mayor de edad y pudiera gobernar el territorio por sí mismo.

Para Ancel había sido satisfactorio pasar por la Franja Solitaria y verificar que los cambios iniciaban. Los mercados negros habían sido desarticulados y se estaba persiguiendo a muchos de estos líderes de grupos traficantes.

De hecho, según los registros, había muchos ex esclavos de ahí que se estaban sumando a su ejército. También se había formado una escuela para los niños y niñas de todas las castas, alfa, beta y omegas para que fueran reeducados y dejarán de verse como objetos así mismos. No sería un proceso fácil ni rápido, pero debía de iniciarse para avanzar.

El viaje continuó tranquilo. Hicieron paradas para que Ancel pudiera darle de lactar a su cachorro. O para que la ama de cría que viajaba con ellos le diera. El omega viajaba montado en caballo, pero a veces ingresaba al carruaje donde viajaba su hijo porque el bebé lloraba buscando las feromonas de su madre. Luego de calmarse al estar en brazos de Ancel, reía y balbuceaba hasta que se quedaba dormido. Kenshiro también ingresaba al carruaje para acompañarlos y convivir con su familia.

Mientras tanto, el bloque de Gaul viajaba a la par, pero manteniendo cierta independencia, como si estuvieran en guardia y a la expectativa de una traición. De esa manera aseguraban la protección de su emperador, su príncipe y su corte. Adem y Kaan, los hijos de Hazam habían vuelto a Gaul, pero Yaya viajaba con ellos acompañando a Hazam en esta aventura y porque tenía curiosidad por conocer nuevos territorios.

Fue notable para Ancel que el alfa león se mostraba más lejano desde el baile, se preguntaba qué era lo que habían discutido. Su alfa parecía satisfecho.

—¿Qué es lo que hablaron cuando bailaron? — Le preguntó mientras estaban en el carruaje junto a su cachorro.

—¿Estás celoso, mi amor? No te preocupes, no tengo interés en él. — Replicó Kenshiro.

Ancel hizo un mohín por la clara burla y forma de evitar el tema.

—Ken...

—Solo le dejé en claro que eres mi esposo y que debe abandonar cualquier ilusión romántica que tenga contigo. — Le aclaró, mientras acariciaba la mejilla de su amado. — Debería de buscar, en todo caso, un compañero o compañera. ¿No crees?

—Estoy de acuerdo.

—¿De verdad? ¿No quieres que siga detrás de ti?

—Ken... no soy tan egocéntrico.

El alfa río, se acercó a su esposo y besó su mejilla, se sentó más cerca para apreciar a su cachorro alimentarse. Para Daiki parecía que no había mejor lugar que estar en brazos de su madre.

Crónicas de Amor y Guerra [ABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora