Capítulo 98: El nuevo emperador consorte

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Un gruñido escapó de los labios de Ancel

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Un gruñido escapó de los labios de Ancel. No podía negar que su espíritu animal era de los más territoriales y orgullosos. El título de emperador consorte podía significar poder en Hannover para algunos, pero para él, lo único importante es que lo volvía único y especial al lado de Kenshiro, era una forma de decirle al mundo que, aunque tuviera otros esposos oficiales, él era al que Ken amaba y que muy pronto sería el único esposo oficial de Kenshiro. Ser degrado era como si atacaran esa promesa futura de eliminar el harem.

Su esposo, su alfa, siempre había mantenido claro que esa promesa persistía y nunca le había dado motivos reales para sentirse celoso, salvo "la ceremonia de Ryu", pero había sido una pantomima, donde él pudo mostrar al mundo que era el único en el corazón de Kenshiro.

Al final, Ryu era solo un aliado y el resto de miembros del harem eran enemigos que debían controlar, por lo que casi había olvidado que su esposo tenía un harem de consortes. Su labio tembló, pero se recordó que su alfa estaba inconsciente, por lo que ese decreto había salido sin su voluntad. Esto era obra de la emperatriz madre y, seguramente, apoyado por el, ahora emperador, Akimitsu.

—No importa, no puede impedirme el paso. — Decidió. Nadie iba a impedirle ver a su esposo, además no confiaba en la emperatriz madre para cuidar de Ken. — Además, llevaré a Daiki a ver a su padre.

Llamaron desde la puerta, anunciando la llegada de Yaya y Daiki. Su olfato inmediatamente captó el aroma de su cachorro, así que dio el pase. Suspiró aliviado de ver a su cachorro en perfectas condiciones y bastante relajado en brazos de la dama.

—¡Mama!

Ancel rompió a llorar nuevamente al ver a su cachorro un poco más grande. Lo tomó entre sus brazos, Daiki se abrazó a él, sollozó con más fuerza, apretó al bebé y se frotó contra él.

—Lo siento, Daiki, por todas estos días... — Susurró y besó su cabecita, los rizos de su bebé le hicieron cosquillas.

—Mami...¿papi?

—¿Quieres ver a papá?

—¡Sí!

—Papi está un poco enfermo, así que debes estar tranquilo cuando lo veamos ¿sí?

Daiki asintió, frotó su nariz en el cuello de su padre-omega. Ancel sintió un cosquilleo adolorido, había quedado una ligera cicatriz por la mordida que aquel alfa le había hecho. Se preguntaba si Kenshiro se pondría un poco celoso por esa marca. Estaba dispuesto a que Kenshiro mordiera sobre esa cicatriz. Aunque no fuera su glándula de enlace, no quería la mordida de ningún otro alfa que no fuera su esposo, en ninguna parte de su cuerpo.

—Esta mañana también intentaron llevar al príncipe Daiki al palacio de la emperatriz, pero no lo permitimos. — Comentó Yaya.

—¿Cómo qué intentaron llevárselo?

Crónicas de Amor y Guerra [ABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora