Capítulo 113: El mandato del dragón

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Luego de meses, Kenshiro volvió a la capital de Taiyou, siendo bienvenido con vivas, flores, gritos y ovaciones por todo el pueblo de Taiyou

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Luego de meses, Kenshiro volvió a la capital de Taiyou, siendo bienvenido con vivas, flores, gritos y ovaciones por todo el pueblo de Taiyou. Cabalgaba a la cabeza, en el centro, con su tío a un lado, para marcar quien estaba subordinado a quien.

Detrás de él, en jaulas, se encontraban Cham Shehu, Manuel Russo, ex conde, y en otra jaula estaban los cuerpos de Yamamoto, Bian Shehu y Lord Wettin.

En otra jaula también se encontraba Arno, quien no tenía el mismo estatus, pues no era un Shehu en sí, sino un Sonne, previniendo esa mediocridad, tenía de respaldo uno más de sus planes.

Han le informó que había enviado mensajes al general que se quedó en Hannover, los cuales eran parte de sus más fieles, estos estaban conteniendo y persiguiendo a todos los remanentes del clan Shehu, para luego decidir su destino. En Khor, los generales estaban asegurando a la población que ellos no se verían involucrados, simplemente pasarían a ser parte de Hannover.

Una vez dentro del Castillo de Taiyou, Kenshiro tomó asiento en el trono principal, Akimitsu se sentó en un trono lateral. Desde ese momento, Kenshiro había decidido que se estableciera esa división: Un trono reservado para él y otro a su lado, para su esposo, los emperadores de Hannover, y uno en el ala lateral para el gobernante / rey / emperador local.

Los representantes de los Reinos Vasallos y los miembros del harem se reunieron a los lados, así como los generales, guardianes principales y todos los miembros de la corte de Hannover y Taiyou.

—Traigan a todos los acusados para su sentencia final. — Ordenó Akimitsu.

Cham Shehu, Demir Shehu, Manuel Russo ingresaron. Seguidamente, Arno también arrastró sus pasos, aunque su estado era mejor que el de su familia, ya que no estaba claro cuánta culpabilidad cargaba. El joven vio con lágrimas en los ojos que su madre y su prima Suni también eran arrastradas.

—¡Hermano, ellas no...ellas...no! ¡Te lo suplico!

—Silencio.

La consorte Raina y su hermana Rebeca estaban temblando, las habían arrestado en su habitación. Estaban informadas de que Lord Wettin, su primo, había estado implicado y tenían miedo de los resultados. Mientras que el consorte Matheo Russo, sobrino de Manuel también estaba nervioso, al igual que todos los nobles de Terre.

—Demir Shehu y Cham Shehu, antes rey de Khor y príncipe de Khor, ambos junto a la princesa Bian y la princesa Gyung están acusados y con pruebas irrefutables de traidores, rebeldes, y conspirar en contra de mi vida, mi familia y de haber causado la pérdida del cachorro que mi emperador consorte llevaba en su vientre.

—¡Todo fue una trampa tuya... y seguramente tú asesinaste a Bian! — Replicó Cham Shehu.

—De hecho, ella me confesó todo junto a Lord Wettin, buscaban asesinarme, me defendí y cayeron por la montaña. Sabía que no eran confiables, pero tenía un poco de fé de que solo se tratara de razones personales. — Contó Kenshiro. —Fui herido, pero me recuperé fácilmente, así que decidí alargar mi rehabilitación para comprobar lealtades y ustedes no dudaron en aprovechar mi debilidad para intentar asesinarme. Pero, no era algo del momento ¿no? la princesa Gyung estuvo envenenando al emperador consorte hasta que causó su aborto, pero él fue inteligente y la descubrió.

Crónicas de Amor y Guerra [ABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora