Las lágrimas de Han continuaron durante un largo momento como si no pudiera controlarlas, como si no fuera posible resistirse al llanto. Pero, entonces, las dulces feromonas de Adrien llegaron a sus fosas nasales. Su llanto fue calmado poco a poco, había confort y apoyo en aquellas feromonas, no recordaba bien lo que era estar dormitando en el abrazo de su madre omega, pero supuso que sería similar a este confort único.
Esta vez, Adrien las estaba usando a su propio control, había mejorado en su uso. Nunca podría dominar a nadie con ellas, pero podía brindar confort a otros, y era más fácil brindar consuelo a su alfa destino. Era algo que todos los omegas podían hacer, era una de las formas en que alfas y omegas se complementaban.
Ambos se separaron y se observaron a los ojos con sentimientos caóticos. La sonrisa en Han tembló, aún los sentimientos por Adrien eran confusos, aún la atracción por él permanecía como una herida abierta, aún su instinto deseaba ese aroma a galletas de jengibre.
¿Había empezado a sentirse atraído por Adrien cuando este usó su lazo de destinados o antes? Probablemente era una pregunta que ya no tenía sentido responder. Sin embargo, sabía que antes de que Adrien se acercara usando su lazo, jamás se habría atrevido a mirarlo de forma diferente, pues siempre había mantenido en su cabeza las diferencias sociales entre ambos. Sin embargo, a su cabeza llegaron los recuerdos de todos los momentos compartidos desde que se conocieron en Whitehall.
—Han...es el destino...no importa el dolor o lo que nos hicimos daño, eso evitó que hiciéramos algo terrible. ¿No crees?
Han asintió débilmente. En realidad, el pelirrojo tenía razón ¿qué pasaría si hubiera pasado algo más con Adrien? Ahora mismo se sentiría aún más desleal, más traicionero, más sucio y más indigno de este regalo de los cielos.
"Y si Meth lo supiera, quizás pondría en riesgo su embarazo"
El solo pensamiento le aterraba. Porque, aunque no podía sentir a su cachorro a tanta distancia, el cálido y tierno amor por esa criatura empezaba a brotar en su alma y en su espíritu animal. Eso también era algo natural, sentir un lazo invisible por sus cachorros aunque estos no provinieran del omega destino.
—Vas a ser un gran padre, Han. Meth será una gran madre. — Le animó Adrien, palmeando su espalda con los ojos enrojecidos por las lágrimas que también había liberado. — Ustedes serán muy felices, una hermosa familia.
Sabía que para Adrien el tener cachorros o una familia convencional no era un objetivo, sino que lo alejaba de todo ello.
—Adrien ¿cuál es el camino que escogiste? — preguntó con curiosidad.
—Definitivamente, no es el mismo que Meth, Han. — Confesó Adrien, su mano tomó la de Han, sus ojos verdes se dirigieron de forma directa hacia los ojos de Han. — Yo no puedo darte lo que deseas. Tú no puedes darme lo que deseo.
Sonaba cruel, pero Han sabía que tenía razón. Solo que quizás, en los días que se acercaron, había tenido un breve deseo de que por amor, Adrien podría cambiar esos objetivos. Lo que sería injusto, por supuesto. Para estar juntos, uno de los dos tendría que renunciar a sus sueños.
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Crónicas de Amor y Guerra [ABO]
RomanceEl príncipe Ancel (omega) celebra un baile por su mayoría de edad, se espera que en tal baile encuentre al alfa ideal para ser su consorte, y así ascender al trono. Sin embargo, un misterioso rufián lo ataca en el jardín llamándolo "mi omega". Ance...