Timothee era consciente de las tremendas dificultades que tendría en sus duelos. Había sido entrenado toda su vida, y aunque había practicado sus habilidades en batalla, probablemente, no se comparaba con la experiencia de los otros dos. Sin embargo, eso no era suficiente para atemorizarlo, más bien estaba ansioso por probar su fuerza contra dos experimentados guerreros como Arslan y Han, encima de todo, ambos eran alfas dominantes y él un omega recesivo. Como miembro de la familia Leroux tenía que esforzarse al máximo e intentar darlo todo para proclamarse ganador. Sentía a su pequeño espíritu zorro inquieto porque la batalla empezara.
Por su parte, Han entrenó duramente en el último día que tuvo, pero, más allá de eso, era un veterano. Después de todo, había sido el líder de los guardianes desde hace muchos años; además, fue entrenado por Yeda y otros maestros en diferentes disciplinas desde que llegó a Taiyou como tributo a los 8 años. Esta era su forma de redimirse. No podía desperdiciar esta oportunidad de retirarse con honor de su cargo, de iniciar una nueva vida cerrando todo su pasado.
Su primer rival era Timothee, el hermano de Adrien. Sin embargo, su forma de mostrar respeto sería peleando con todo su potencial, sin limitarse por temor o piedad.
Ambos contendores se pusieron en el centro, saludaron al palco con venias diferentes. Uno era un esclavo y el otro era parte de una familia noble. Luego se reverenciaron el uno al otro por respeto.
—Mi hermano te ha perdonado, pero yo necesito ...al menos... intentar cobrarlo. —Advirtió Timothee.
Sin embargo, Han no respondió. Había invocado a su yo del pasado por última vez. La técnica que enseñaban en Taiyou consistía en siempre mantener un rostro neutral. Sobre todo, en el caso de los esclavos, estos no podían demostrar sus emociones por nada del mundo, debían parecer autómatas, muñecos títeres bajo el control de sus amos. Y así había sido él por muchos años, nada más que una herramienta en manos de la familia real de Taiyou.
Desenfundó sus dos espadas tanto, unas espadas cortas y negras que no estaban afiladas. Vio como Timothee desenfundaba las suyas, eran blancas con rubíes incrustados. Esa espada no era propia de la Federación, claramente era de Gaul. No dijo nada, solo se encorvó levemente, expectante, anuló su propio aroma para no delatar sus emociones. Observó a Timothee solo como un blanco, como alguien a vencer sin importar absolutamente nada. No escuchó el ruido exterior, sus oídos estaban concentrados en la respiración del omega, pues al sentir una leve variación sabría cuál sería su siguiente movimiento.
Este era un arma para la que se tenía que hacer un mayor acercamiento y mayor esfuerzo físico. Timothee sostuvo sus dos espadas cortas a cada mano, una en posición defensiva y otra en posición de ataque, comenzó a deslizar sus pies por el suelo para acercarse. A pesar de ser un omega, tenía una buena constitución física y altura, por lo que la diferencia con Han no le afectaba demasiado. Aun así, su primer ataque fue anulado por completo. Han detuvo su ataque, giró su muñeca y la daga quedó inmovilizada, atacó con su otra mano, Timothee se apartó, pero Han lo desequilibró con su pierna, haciéndolo caer. Entonces, estrelló su primer toque en el centro del pecho del omega. Luego el siguiente, marcando el segundo.
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Crónicas de Amor y Guerra [ABO]
RomanceEl príncipe Ancel (omega) celebra un baile por su mayoría de edad, se espera que en tal baile encuentre al alfa ideal para ser su consorte, y así ascender al trono. Sin embargo, un misterioso rufián lo ataca en el jardín llamándolo "mi omega". Ance...