La guerra no había terminado aún, restaba derrumbar la última defensa del Khan, lo último que quedaba en pie. Todas las demás tribus de Rouran habían caído, se habían rendido y actualmente estaban siendo contabilizadas para su distribución y administración. Finalmente, este territorio pasaría a ser parte del patrimonio personal del Príncipe Kenshiro, expandiendo el Imperio de Hannover.
Kenshiro dirigía a sus soldados mientras montaba en su caballo. A su lado, Han y sus generales iban con la misma energía que él. Habían pasado años desde que estaban alejados de casa. Estaba seguro que no era el único que anhelaba regresar. Solo que su situación probablemente era un poco diferente. Mientras los demás tenían cálidos omegas que les darían la bienvenida, el suyo...era un poco rebelde de aceptar su amor, aunque entendía sus motivaciones. La carta de Ancel que llevaba en su pecho le dejaba una poderosa sensación agridulce, le quemaba, enardecía su carácter y empujaba sus fuerzas para acabar con esta guerra de una vez. Necesitaba volver a verlo para despejar todas sus dudas y para cobrarse de quienes habían intentando acabar con su amor. Lo agridulce de ello era que una de esas personas era su madre...quería escuchar su versión de los hechos, pero era claro que ella quiso acabar con cualquier posibilidad entre Ancel y él.
Debe confesar que sintió vértigo al abrir la carta. Por su mente, desfilaron los peores escenarios en cuánto a los sentimientos de Ancel "Quizás se ha casado y no me he enterado...quizás incluso ya tiene sus cachorros" Tomó valor y la abrió, un ligero aroma familiar le llegó. Ancel había perfumado la carta con su propio aroma, lo cual podría resultar ser muy cruel de su parte. Aun así, disfrutó poder saborear ese aroma nuevamente.
Príncipe Imperial.
No sé como empezar esta carta. No sé qué tipo de persona eres tras tres años de habernos conocido y no volvernos a ver. Debo confesarte que demoré tres días en entregarle esta carta a tu mensajero porque tengo decenas de borradores a mi alrededor. También, debes agradecer a Adrien que esto no sea un cúmulo de insultos y que mi carácter haya sido apaciguado. Aunque, si en el transcurso de la carta me exalto, no me culpes. Tengo muchas razones para fastidiarme de todo lo que provenga del Imperio de Hannover.
He cuidado de Meth y Amir desde el día que llegaron, he patrocinado su ascenso como artistas, así que les tengo un gran aprecio, son mis protegidos y no permitiré que nadie atente contra ellos, eso te incluye, por supuesto. Así que supondrá que cuando Meth llegó llorando con su carta en la mano y el mensaje de Han, tu guardián, maldije tu nombre varias veces. Fue Adrien quien nos hizo entrar en razón, calmó las lágrimas de Meth y mi furia. Me hizo notar que debías de estar desesperado y que probablemente esto era una amenaza vacía. Espero que sea así, que solo hayan sido amenazas vacías, porque si de verdad fuera real, nunca te lo perdonaría e intentaría proteger a Meth y Han de tu tiranía.
Ciertamente, ahora mismo tengo una imagen difusa de ti, ya que lo último que tuve de ti fue a su pobre sirviente que gritaba que le ordenaste morir si no era yo quien recibía tu anterior amasijo de cartas que evidentemente escribiste ebrio. Eso y que tengo dudas de si te has convertido en el tirano emperador que todos piensan que serás. Y es que, Hannover, en estos últimos años, no ha dejado de demostrarnos que no sienten ningún respeto por nosotros.
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Crónicas de Amor y Guerra [ABO]
RomantikEl príncipe Ancel (omega) celebra un baile por su mayoría de edad, se espera que en tal baile encuentre al alfa ideal para ser su consorte, y así ascender al trono. Sin embargo, un misterioso rufián lo ataca en el jardín llamándolo "mi omega". Ance...