Hace unos días habían llegado al siguiente pueblo, ya internados en Taiyou, Han podía disponer de la mansión destinada a su cargo como General y Ejecutor. Por lo cual, la mansión estaba atendida por esclavos sirvientes que vivían eternamente ahí. Ya no tenía caso ocultar quién era, pero sí su relación con Adrien, al menos de puertas para afuera.
Las habitaciones principales en esas mansiones normalmente se dividían en dos alas, una para el consorte alfa y el otro para el consorte omega, la segunda era más grande, pues debía contener espacio para los cachorros que la pareja tuviera. Las dos habitaciones principales fueron aseadas y ordenadas, cuando estuvieron listas, Adrien y Naim ocuparon la más grande que tenía una habitación anexa para los niños.
Decidieron que en esa mansión, Adrien pasaría su celo y, en esa espera, pasaron dos días, conviviendo como si fueran una pareja y familia, olvidando por completo quienes eran realmente. De todas formas, el celo se aproximaba, Adrien podía sentirlo, poco a poco el calor iba creciendo desde su vientre y su deseo y necesidad por Han iba en aumento.
Aunque Han tenía su habitación propia, durante la noche se colaba en la habitación de Adrien y dormían juntos. Esa mañana, Adrien sintió que finalmente su celo llegaría esa misma tarde, así que sumido entre el instinto, la conciencia y los sentimientos que sentía por Han, despertó al alfa con un beso, ya trepado sobre él.
—Mi zorrito... — Susurró Han luego de responder al beso dulce que le había dado su omega.
—Alfa...el celo...será hoy. — Susurró agitado el omega.
Han lo atrajo para que se recostara sobre él y acarició su espalda, sintió su estremecimiento. Su propio instinto estaba muy atento a todas las emociones de Adrien. A este punto sus animales internos se aceptaban y se deseaban.
—No te preocupes, te ayudaré. Estarás bien, mi bonito omega. — Dijo Han para luego dejar un beso en sus rizos pelirrojos alborotados.
El omega sonrió y emitió un ronroneo dulce. Se sentía pleno al lado de Han. Sin embargo, sabía que una vez lleguen a Taiyu deberían separarse hasta que pudieran ser libres. Adrien no quería causar problemas a Ancel, esperaba un regaño, pero también comprensión. Ancel era como su hermano y confiaba en él como rey, así que estaba seguro que le apoyaría; pero, para evitar problemas, conversaría con Ethan. Sabía que quedaría en deuda con el alfa, pero esperaba que le ayudara a que la separación no afecte a sus familias ni reino.
—Han...te has convertido en un gran alfa. — Susuró Adrien un poco más consciente, olfateó las feromonas a menta y bambú, el confort que recorría su cuerpo le invitaba formar su nido en aquella cama. No podía controlarse, deseaba mucho a Han.
—Me alegra haberme convertido en el alfa que necesitas.
Adrien le regaló otro beso en los labios, un pequeño toque que hizo sonreír a Han.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de Amor y Guerra [ABO]
RomanceEl príncipe Ancel (omega) celebra un baile por su mayoría de edad, se espera que en tal baile encuentre al alfa ideal para ser su consorte, y así ascender al trono. Sin embargo, un misterioso rufián lo ataca en el jardín llamándolo "mi omega". Ance...