Crónicas de Amor y Guerra [ABO]

Capítulo 114: Reencuentro del león y dragón

Las noticias se extendieron por todo Taiyou y Hannover. La población de Khor y de Terre, al inicio, se sintió tensa, pero al ver que todo apuntaba a mejoras al convertirse en parte de Hannover, no hubo quejas, incluso disfrutaron de ver cómo los territorios, propiedades y demás de la familia Shehu y sus familias aliadas y cercanas eran tomadas, después de todo, gracias a ello no tendrían que pagar impuestos ni tributos por dos años, lo que les permitiría ahorrar. Debido a ello, también celebraron el inicio de la construcción de la villa para libertos que sería ocupada por esclavos que quisieran iniciar una vida luego de obtener su libertad.

La nobleza local y los generales que no se habían involucrado, rápidamente, homenajearon al emperador de Hannover, pues de esa manera mantuvieron su estatus. De hecho, las poblaciones de los otros reinos vasallos comenzaron a pensar que quizás no sería malo si se eliminaba a su realeza y se sometían directamente al Imperio de Hanover. Al final, ¿realmente importaba? Ninguno de sus reyes locales era lo suficientemente amado como para ser imprescindible. Lo único que deseaba la población era tener paz y el emperador Kenshiro había sorteado a todos sus enemigos en tiempo récord, además había sido piadoso con los inocentes. En general, la población creía que Kenshiro se había comportado a la altura, había demostrado ser valiente, inteligente, fuerte, y con un carácter duro, pero piadoso. Todos estaban de acuerdo con las sentencias brindadas. Además, había cumplido como alfa al brindarle un reparo a sus consortes afectados.

Por el momento, estos territorios estaban siendo supervisados por gobernadores locales, pero Kenshiro estaba planeando el nombramiento de nuevos funcionarios en cada lugar.

En ese momento, María estaba totalmente nerviosa, pues había sido llamada ante el emperador. Cuando ingresó, Han estaba al lado de Kenshiro, sonriendo levemente.

—María del clan Tuk, del reino de Khor ¿no es así? — Cuestionó Kenshiro, mencionando aquel apellido que María casi había olvidado.

Ella carraspeó, era extraño escuchar aquel apellido y el nombre del reino donde nació.

—En realidad, recuerdo poco del clan Tuk o de mi vida en Khor. Sé que mi padre fue alfa y mi madre beta esclava, al nacer beta fui vendida a los tres años, así que viví más tiempo en Taiyou.

María nació en el clan de esclavos llamado Tuk que trabajaban para la villa de un noble como campesinos, su madre ingresó al harem de un noble como servidora de cama, quedó preñada, pero al nacer como beta no tenía mucha relevancia. Cuando el noble necesitó pagar tributo, incluyeron a María como parte del tributo a Hannover. Luego, el noble que la obtuvo como parte de su recompensa la vendió al clan Song de Taiyou, otro clan de esclavos, donde fue entrenada para participar en la cosecha y finalmente acabó en la Guardia Oscura.

—Administrar los territorios de Khor y Terre va a ser un poco difícil. — Comentó Kenshiro. — Así que he decidido nombrar a un noble que comparta mis lineamientos ideológicos, pero que sea propio de Khor. Sin embargo, voy a necesitar que alguien lo vigile. He decidido crear el cargo de Vizconde general, un cargo noble y militar al mismo tiempo que sólo responderán ante Han, el conde general y ejecutor del Imperio y ante mí, por supuesto. Para esos cargos necesito gente con experiencia y que me haya mostrado su lealtad, María, sin importar su origen.