Décimo tercer día: Tensiones en taberna (Weasley's version)

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—Ronald, escucha —empezó Ginny—. Esto no es lo que parece.

—Oh, vamos, esto es exactamente lo que parece —repuso Draco, consiguiendo que la pelirroja le enviase una mirada asesina.

Ron se quedó en silencio mirándolos alternativamente. Ginny parecía morirse de ganas por añadir algo más, pero no sabía el qué. Estaba nerviosa y ni siquiera era capaz de sostener la mirada a su hermano mayor. Habían metido la pata hasta el fondo. Draco sí aguantaba la mirada de Ron. Además, con cierto aire de chulería. Como si estuviese disfrutando cada momento de la incomodidad del pelirrojo, que estaba absolutamente colorado.

—¿Saben qué, chicos? No he visto nada. Entré para ver si necesitaban ayuda, y cuando entré ustedes se estaban manejando perfectamente. Así que les dije: "Oigan, tengo una idea para hoy, y Ginny, necesitaría tu ayuda. No lo digan aún, porque me gustaría que fuese una sorpresa para los demás". Y tú, Ginny, me dijiste que sí, que cuando terminasen hablaríamos y te lo contaría todo. Y, después de eso, me di la vuelta y salí por donde había venido.

En cuanto termino de hablar, salió de la cocina, dejando a ambos algo pasmados. Sin duda, era una reacción que no habrían esperado de él. ¿Dónde estaban los aspavientos diciéndole a su hermanita pequeña que debía tener cuidado? ¿Dónde estaba la regañina por andar besándose con Malfoy? ¿Dónde estaban las amenazas al rubio oxigenado por corromper a la inocente Ginny? ¿Dónde estaban las preguntas entrometidas?

—Bueno, eso sí que es una sorpresa —comentó con Draco, volviendo a acercarse a Ginny con intención de retomarlo donde lo habían dejado.

—¿Estás loco? Ya nos han pillado una vez. Y hemos tenido una suerte que nunca habría imaginado con mi hermano. No voy a seguir jugándomela.

—Bueno, como quieras. ¿Entonces olvidamos que esto ha pasado?

Ginny no respondió, pero volvió a sus quehaceres. Sin embargo, poco después, sorprendió a Draco diciendo:

—¿Qué diablos? Malfoy, voy a besarte.

Y así lo hizo.

Fuera de la cocina, las cosas estaban mucho menos tensas. Harry no dejaba de molestar a Hermione recriminándole su borrachera la noche anterior, y Neville y Astoria se reían con ellos. Pansy, Vincent y Greggory parecían haber ser buenos vecinos y conversaban (demasiado) tranquilamente acerca de las mejores anécdotas en clase de Pociones con Snape.

Cuando Ron entró, los presentes se giraron para mirarlo y Pansy y Harry echaron a reír nada más verlo.

—¿Qué pasó ahí dentro, calabaza? Ahora pareces una cereza —bromeó la chica.

—¿Qué ha hecho Malfoy esta vez? —le preguntó Harry, divertido.

De alguna forma, algo hizo click dentro de la mente de Pansy. Ella misma le había dicho a Ron que nadie se resistía a los encantos de Draco los primeros días del encierro. Y Ron parecía más avergonzado que furioso. Lo miró con una ceja enarcada.

—Alguien le debería poner un bozal.

Y Pansy lo entendió.

—De todas formas —dijo Ron, cambiando de tema—, hoy me gustaría prepararles a todos una sorpresa. Ginny me ayudará. Me harían un favor si cuando Ginny terminase, se encerrasen en las habitaciones. Hagan algo divertido mientras. Espero que no tardemos en prepararlo.

En efecto, cuando Ginny y Draco salieron, todos se metieron en las habitaciones.

—Ron, sobre lo que has visto antes...

—No he visto nada —la interrumpió.

—Sé que tendrás dudas y que no lo entiendes, pero te prometo que...

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora