Octavo día: El romance puede olerse

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—¿Qué es esto?—quiso saber Hermione con una sonrisa de ilusión. 

—Solamente quería hacer algo lindo por ti. Y alguien, hace unos días, me dijo en las cartas que preparase una cena romántica para los dos —explicó el pelirrojo sonriendo de oreja a oreja—. Conseguí que Pansy me cambiase la posición y que ella cumpliese el reto de ser guardiana de Draco. 

La rubia sonrió complacida. Al final, era posible que Ron fuese "el chico indicado". 

—Ahora toca comer —comentó el chico, entrando a la habitación y soltando las bandejas de comida. 

***

Tal como había dicho el pecoso, Pansy estaba en la habitación con Draco y Astoria... y Ginny. 

—¿Creen que la pared se enojará? —preguntó la azabache.

—Definitivamente. Nunca es mala excusa si se trata de molestar a Ron —repuso Astoria.

—Malfoy, ¿cómo se siente al saber que mi hermano está en una cena romántica con la chica que te gusta? —insistió la pelirroja, decidida a que el rubio perdiese el reto. 

El aludido le lanzó una mirada asesina, pero respondió:

—De maravilla. 

—¿Y cómo se siente al tener a Pansy aquí, sabiendo que... bueno, sabiendo que la situación está más bien tensa?

—De maravilla —repitió él, apretando los dientes. 

La Slytherin de ojos verdes se sintió incómoda ante esa pregunta. Ya había hablado con Hermione sobre aceptar las supuestas disculpas de Draco, ¿y qué mejor que en su día feliz? Aunque también quería dejarle claro que eso no significaba que volvería a suspirar por él. Esos tiempos ya habían pasado, afortunadamente. 

—Ya, bueno, hablando de eso... —empezó Pansy.— Creo que ya va siendo hora de que arreglemos las cosas entre los dos. Pero esta vez de verdad. No te creí en un principio, y tal vez debí haberlo hecho, así que... perdona si te hice daño. Y disculpas aceptadas.

—Para ser una Slytherin no te está costando mucho pedir perdón —comentó Ginny, recibiendo un pequeño codazo de parte de Astoria, que comprendía la seriedad del momento. 

—Gracias —fue lo único que dijo el rubio. 

—¡Vamos! Hasta yo sé que ahora toca abrazo —dijo la Gryffindor, quien era una espectadora activa de la escena. 

El muchcacho abrió sus brazos y recibió a la azabache. Ambos se fundieron en un abrazo que sellaría un trato no hablado. A partir de ese momento, intentarían ser amigos. Lo intentarían de verdad. Y, al fin, ambos estarían al mismo nivel, sin superioridades. Curiosamente, aquel momento había sido el mejor del día para Draco Malfoy. 

—¡Son tan tiernos! ¡Cómo crecen! Y etcétera, etcétera —se mofaba Ginny. 

—Ginny —la reprendió Astoria, feliz de que la vida empezase a sonreír a Pansy Parkinson. Quizás, aquello también significaba el inicio de un etapa de paz en la sala. 

(N/A: ¡Já! Ya, más quisiera. ¿Pared? ¿Qué haces aquí? Esta sección es solo para narradores. Estoy en todas partes, muajajaja. En fin, ignoren este momento.)

***

Mientras tanto, Crabbe y Goyle pasaban la tarde jugando a gobstones. 

—¡Eh! ¡Esa no ha valido, tu gobstone se había salido claramente! —espetó Greggory. 

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora