Quinto día: Charlas nocturnas y besos robados

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Neville se tumbó en un lado de la cama, algo cansado. Aquel había sido un día un tanto... extraño. Pero no había sido un mal día en absoluto. 

Astoria se tumbó en el otro lado y cerró los ojos. Sin embargo, no estaba dormida. Solo estaba pensando. Pensando y recordando. 

—¿Te acuerdas cuando hace un par de días de alejé?—preguntó de repente, dirigiéndose a Neville. 

El chico murmuró un "sí". Por supuesto que se acordaba. Había sido después de que Pansy le contase lo que había pasado entre ellas. Él había querido preguntar a la castaña, pero ella había huido y se había puesto a la defensiva. 

—¿Te acuerdas que me dijiste que cuando quisiese hablar, ahí estarías tú?—insistió la muchacha, que aún mantenía los ojos cerrados. 

Él repitió su respuesta. 

—¿Puedo hablarte de ello?— siguió Astoria, abriendo los ojos. Miró seriamente al joven, quien le devolvía la mirada con la misma intensidad. 

—Por supuesto. 

—Antes, Pansy y yo éramos muy buenas amigas. Es más, éramos las mejores amigas que alguien podía conocer nunca. Nos lo contábamos todo. Aún recuerdo aquel día cuando acababan de seleccionarla. Ella caminó tan tímida hasta la mesa. Nada que ver con la chica que es hoy en día. Recuerdo que ese día hablamos hasta que salió el sol. Y eso se convirtió en una especie de rutina. No podíamos pasar sin vernos ni una hora. Íbamos juntas a todas partes y nos reíamos de todo. Por aquel entonces, no éramos crueles. Éramos niñas...inocentes. Nos reíamos de tonterías sin importancia. Sin herir a nadie.

La castaña hizo una pequeña pausa de su historia. Sus ojos estaban comenzando a humedecerse un poco. 

—Pero todo eso cambió. En tercer año, ella se hizo mucho más cercana a Malfoy. Ella empezó a contagiarse de su crueldad. Cuando aún estaba conmigo, solía hacer comentarios hirientes hacia los compañeros que veíamos pasar. Pero yo no decía nada. Solo quería que no se separase de mí. Pero pasó. Se olvidó de mí por completo. Y eso me rompió de un solo golpe. Después de eso, me encerré en mí misma. Sabía que el resto de Slytherins me miraban como si fuese un bicho raro. Pero no me importaba. Quería recuperar a Pansy, pero eso fue imposible. 

»No fue hasta quinto año cuando me empecé a relacionar un poco más con otros Slytherin. Mi fama de rara se disipó un poco, pero Malfoy y su pandilla seguían odiándome ligeramente. Me hice "amiga" de algunos como Blaise Zabini o Valerie Greenleaf, pero no llego a terminar de confiar en ellos del todo. Son conocidos con los que comparto vagón. 

»Lo más duro siempre fue compartir habitación con Pansy todos estos años. Estoy segura de que ella ni se acordaba de mí. Aprendí a odiarla a ella. Y a todo el mundo. Pero cuando llegué a esta habitación, eso cambió. No podía ni quería seguir odiando a todo el mundo. Pero tenía mucho miedo de que si me volvía a importar alguien, me volvieran a herir tanto. Tal vez por eso me puse a la defensiva cuando me preguntaste sobre el tema...

Una vez Astoria terminó su discurso, Neville no sabía muy bien qué hacer. La castaña sabía que él nunca le haría eso; sin embargo, el muchacho comprendía que seguía con miedo. Así que, se le ocurrió contar también él su historia. 

—Yo también he sido siempre un friki—admitió, captando la atención de la muchacha de ojos marrones—. El primer día que llegué a Hogwarts, perdí a Trevor. Hermione me ayudó a buscarlo, pero no lo encontramos hasta que no llegué al castillo. Me hice conocido por todos los alumnos. Pero no precisamente de la buena manera. Creo que incluso mis compañeros de casa me consideraban un torpe estúpido. Sobre todo cuando Snape me insultaba. Ahí crecieron mis inseguridades. También hice el ridículo en vuelo. Pero algunas personas me apoyaban. Ron me defendió de Draco y su pandilla en primer año. Y después yo me opuse al trío de oro. Salí bastante mal parado.

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora