Noveno día: El zorro y el sabueso

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El día anterior había sido un día bastante intenso, pero para Pansy, aquella noche lo había merecido todo. Sí, era cierto que había estado durmiendo poco a causa de la muñeca que Ron y ella debían cuidar. Pero al fin se había atrevido a ser algo con el pelirrojo. 

"—¿Qué dices, calabaza con patas? —le había preguntado. 

—Em... Yo... No sé qué decir...

Pansy le miró durante unos instantes decepcionada. Estaba demasiado segura de que el pelirrojo aceptaría. Ni siquiera se había planteado la posibilidad de que... Bueno, ya estaba acostumbrada al rechazo, ¿no?

—Claro, lo entiendo. Disculpa... Yo... no sé en qué estaba pensando. Pensé que...

—No. Déjame hablar. Me encantas, Pansy. De verdad. En todos los sentidos. Y... me gustaría lo que estás diciendo. Dejar de fingir que lo que sentimos no tiene importancia y tal, pero...

—¿Pero?

—Tengo miedo de hacerlo mal. Yo... no sé estar en una relación. No sé qué hacen las parejas. No soy un buen novio. 

—Por eso no tenemos por qué ser nada definido. ¿Quién ha dicho nada de ser novios o pareja o como quieras llamarlo? Eso es estúpido. Ponerle un nombre a lo que sea que queramos ser. ¿Por qué tenemos la manía de etiquetarlo todo? Algunas cosas están mejor si se quedan indefinidas. 

—Estás empezando a divagar —la cortó Ron. 

—¿Quieres algo más concreto? No quiero seguir siendo solamente tu amiga, calabaza con patas. Quiero poder besarte cuando me apetezca. Quiero poder cogerte de la mano, abrazarte, apoyarme en ti... Quiero poder mirarte y saber que sentimos algo el uno por el otro sin necesidad de arruinar la amistad. No te pido un gran cambio. Solo pido un...

—Un algo indefinido —completó el pelirrojo. La Slytherin sonrió y asintió—. Sí. Creo que podemos tener algo así."

—Te toca darle de comer a ti, calabaza —gruñó Pansy, remoloneando en la cama al escuchar quejarse a la muñeca mágica. 

—Pero si yo le di anoche.

—¡Y yo esta madrugada!

—Agh, está bien —bufó el pelirrojo. 

La ojiverde entreabrió los ojos y vio al chico caminar lentamente hasta el falso bebé. Sin poder evitarlo, sonrió. 

—Por cierto, buenos días —saludó ella, incorporándose. 

—Serán buenos para ti. 

—Ay, no protestes, calabaza con patas. Seguro que hoy puede ser el mejor de los días. 

Una vez dicho esto, la muchacha se acercó a su... algo indefinido y le besó la mejilla. 

—No olvides traer a Rose Taylor al salón cuando acabes —le recordó la joven, saliendo de la habitación.

—Ni ilvidis triir i Risi Tiilir il silín quiindi iquibis —refunfuñó Ron con su habitual mal humor matutino. 

Buenaaaaaaaaaas...

Buenaaaaaaaaaas

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¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora