Décimo tercer día: Una noche caliente

445 41 47
                                    

He leído algunos de sus comentarios en capítulos anteriores... y sé que algunas de ustedes me odiarán.

Me retiro ahora que aún no saben nada.

***

Neville y Astoria llegaron a su habitación tomados de la mano.

—Entonces, ¿te ha gustado el día?

—Nev, ha sido increíble. Nunca pensé que... vería mis sueños tan pronto. Y tú lo estás haciendo. Neville... si pudiese, me casaría contigo mañana mismo.

—¿Es eso una proposición?

En ese momento, Astoria se apoyó en una rodilla y formó una caja con las manos.

—Neville Augustus Longbottom...

—¿Augustus?

—Calla, no tienes segundo nombre, y quedaba muy poco dramático.

—Bueno, pues prosigue entonces con tu toque dramático.

—Neville Augustus Longbottom, ¿me concederías el enorme honor de casarte conmigo... si pudieses... mañana mismo?

—Astoria... Segundo Nombre... Greengrass, aceptaría todas y cada una de las noches.

—¿Me concedes entonces este baile?

Astoria se puso en pie y le tendió caballerosamente la mano.

—Pero no hay música.

Aún así, Neville aceptó la mano.

—Crearemos nuestra propia música.

—Eso suena muy dulce.

—Además, para algo soy una bruja —añadió ella en un susurro, como si se tratase de un secreto.

La castaña hizo un movimiento de varita y la sala se inundó de una melodía clásica que los guiaba y los hacía danzar por la habitación, agarrados de la mano. Astoria daba vueltas sobre sí misma. Neville la imitaba. Se abrazaban el uno al otro y se sostenían con sus movimientos y bailes.

***

Draco y Ginny habían entrado a la habitación, semidesnudos, besándose por cada esquina de su piel. Los besos se sucedían tan rápido que no sabían cuándo acababa uno y cuándo empezaba el siguiente. Sus cuerpos también eran difíciles de separar. Parecían uno solo, enredándose el uno en el otro.

Sus respiraciones estaban agitadas y podían sentir sus alientos en el cuello, en los labios, en la piel...

—Ginny —suspiró Malfoy, con los ojos cerrados y guiado por el deseo—, ¿quieres seguir?

Ella no respondió con palabras, pero se quitó los restos de ropa que le quedaban y siguió besándolo apasionadamente por todas partes.

—Ginny, en serio, necesito saberlo. ¿Quieres seguir?

—Quiero. ¿Quieres tú? —respondió ella, empezando a bajar una línea de besos por el torso.

—Y tanto que quiero —murmuró él. 

Tras su señal, Ginny terminó de desnudar al rubio. Ambos se comieron con la mirada primero. Después, se comieron con los labios, las manos, las pieles. Sin embargo, ninguna de sus mentes estaba completamente presente en el momento.

Ginny visualizaba unos ojos verdes en lugar de unos grises. Veía una cicatriz en forma de rayo donde no la había. Draco, por su parte, confundía cuerpos y melenas de distintas formas en su mente. Recordaba sus encuentros con otras personas. Recordaba especialmente sus encuentros con Pansy. Su pelo corto, liso y oscuro, totalmente distinto al que se enredaba ahora entre sus dedos. Sus ojos verdes penetrantes. Su piel áspera. Su voz, más carrasposa y seca.

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora