Décimo sexto día: Un baño relajante y pláticas incómodas

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Harry se había encerrado en su habitación, sin decir ni una sola palabra más. Se sentó en el escritorio y preparó tinta y pergamino. Ya sabía lo que tenía que hacer y lo que le tenía que decir a la señora Weasley.

Querida Molly:

Desde el momento en el que nos conocimos en el andén y 9 y 3/4, usted me trató como a un hijo más y veló por mí sin ni siquiera conocer mi nombre. Afortunadamente, me hice amigo de uno de sus verdaderos hijos, y eso me permitió conocer por completo a su maravillosa familia, en la que me sentí acogido de inmediato.

Ya me había hecho a la idea de cuál sería mi vida de aquí en adelante. Ocuparía siempre un sitio más en su mesa en cada festividad, me criaría al lado de Ron y, algún día, sería formalmente parte de vuestra familia, pues sabía que Ginny tenía un pequeño crush en mí. Y ella me gustaba, de veras que lo hacía.

No sé si se habrá enterado, pero en Hogwarts han implementado una nueva manera de conseguir llevarnos bien entre las cosas, y ha consistido en una cuarentena con integrantes de Slytheirn y de Gryffindor. En esta sala, han pasado muchas cosas. Entre ellas, Ginny y yo empezamos a salir.

Sin embargo, ninguno de los dos estábamos preparados para eso. Yo tenía muchas inseguridades y paranoia y desconfianza y ella siempre ha tenido carácter y poca paciencia y no sabía gestionar bien los conflictos. No la culpo a ella y espero que ella no me culpe a mí. Pero decidimos que no era momento para estar juntos, que, quizás, en un futuro. Esa ruptura pasó hace casi una semana, o ya una semana, no estoy seguro de cómo avanza el tiempo aquí.

Desde ese momento, no hemos sabido realmente comportarnos como amigos. Ambos seguíamos teniendo sentimientos el uno por el otro, pero no sabíamos cuáles. Y, sobre todo, ninguno de los dos estaba listo para intentarlo de nuevo. Así que nos alejamos. Y yo la extrañaba. Extrañaba ser su amigo y tenerla en mi vida. Y extrañaba también la idea de un futuro juntos. Ese futuro en el que yo formaría parte de la familia Weasley, ese futuro en el que todo sería estable y con la gran familia que siempre había soñado. Pero no estoy seguro de que yo la hubiese extrañado a ella como pareja.

No lo sé, tengo sentimientos confusos. Pero cada vez me doy más cuenta de que, a quien no quiero renunciar, es a ustedes: los Weasleys, y al amor y apoyo incondicional desde que me vieron por primera vez, perdido en King Cross.

Muchas más cosas pasaron en la sala, cosas que hacen la situación más compleja de lo que se la he hecho ver, pero eso son cosas que quizás no debería explicarle por carta, o que Ginny es la que debe decidir si contarlas o no.

Espero que, a la luz de los nuevos acontecimientos, usted siga guardando amor en mí, a pesar de haber herido a su hija y a pesar de haber fracasado en nuestro intento de relación. Ojalá algún día Ginny y usted puedan perdonarme al completo.

Con amor,

Harry.

Cuando el chico puso punto y final, ni siquiera intentó releer la carta y corregirla. Había dicho lo que debía decir. Estaba seguro. Había sido sincero y, por fin, había tenido un momento de claridad.

Cuando se puso en pie, una lechuza esperaba en la ventana de la habitación, dispuesta a enviar la carta. Harry se la entregó sin dudarlo y, después, se planteó si quería volver con los demás. Pero no, aún prefería quedarse solo con sus pensamientos otro poco más.

***

Mientras tanto, el resto de la sala se había quedado observando la puerta tras la que había huido Harry, sin atreverse a decir nada más durante un tiempo. 

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora