Noveno día: Esta noche es para amar

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—Hemos terminado —anunció la pelirroja. 

Hermione se levantó apresurada olvidando por completo el tema de conversación anterior.

—¿Están bien? —preguntó, mirándolos con suma preocupación.

—Lo estaremos. Es sólo que... no era nuestro momento. Debemos pasar un tiempo separados para hacer que esto funcione —explicó la chica, dejándose abrazar por su mejor amiga. Cuando se separaron, la castaña se dirigió al Elegido.

—¿Harry?

Él solamente se encogió de hombros con una mueca ligeramente dolida.

Ron miró concernido a su hermanita. Ella le devolvió la mirada con ternura tratando de contener las lágrimas. Sabía que era la mejor decisión, pero eso no podía evitar que le doliese.

Eso significa, que ya estás libre, Harriet.

Puedes ir sin pena a por el hurón.

7u7

Harry forzó una risa. No tenía ganas de reír en ese momento, pero prefería olvidar el tema lo antes posible.

—Oye, oye, que a mí no se me acerque, ¿eh? —espetó el rubio.

Venga ya, si no hace tanto estaban los dos bien juntitos en un armario y tú le hacías propuestas...

Era cierto. Eso había sucedido el tercer día. Draco incluso le había hecho propuestas indecentes al azabache. Pero parecía un mundo desde entonces. Incluso parecía un mundo desde que Harry había tomado la poción de amor, y eso había sido la noche anterior. De golpe le acosaron todos los recuerdos y pensamientos.

Harry se había disculpado por el incidente de los baños del curso anterior. Incluso había insinuado que podía haber tenido sentimientos por él más allá de la amortentia. Draco no se lo había tomado demasiado bien. Le había recordado momentos que prefería olvidar y le había hecho conectar con sentimientos de indefensión.

—Por favor, vamos ya a dormir.

Está bien.

Chingue aguafiestas.

Pero que sepan que no se libran Ron y tu de su despedida de buenas noches.

—Dulces sueños, cariño —deseó el pelirrojo entre dientes.

—Que duermas bien, amor —respondió Draco, mascullando. 

Cada quien se fue a su habitación arrastrando los pies con gesto cansado de todas las desventuras vividas durante esos nueve larguísimos y eternos días.

***

Cierta pelirroja se derrumbaba en su cama cuando se quedó a solas con su... su exnovio. Suspiró profundamente, como si eso pudiese limpiar su mente de pensamientos intrusivos.

—¿Estás bien? —le preguntó Harry, recostándose a su lado.

—Lo mejor que podría estar, ¿no crees? 

Tras un pequeño pero incómodo silencio, continuó:

—Lamento haber armado tantos dramas. Desde lo del condón hasta lo de hoy. Y también lamento exigir demasiado. Y ser demasiado pegajosa a veces. Lo siento, por todo.

—Yo también lo siento. Porque tal vez no fuese la manera correcta de decirlo, pero muchas veces tenías razón. Huyo de los conflictos hasta que estallo. Y siento haber estallado tanto estos días. Supongo que estoy muy angustiado por estar encerrado. Pero sobre todo, porque nunca había conocido la tranquilidad... hasta ahora. Y creo que es lo que más me aterra.

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora