Décimo sexto día: Conversaciones necesarias

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La cena había transcurrido entre risas y pláticas acerca de los regalos. Había sido un rato agradable y, por primera en mucho tiempo, casi sin tensiones. Cuando todos terminaron sus platos y la mesa estuvo recogida, se quedaron en silencio, sin saber cómo se distribuirían esa noche.

—Bueno, si no les importa —comenzó Astoria—, quiero comenzar decidiendo yo. Para seguir tachando personas de mi lista. Aún me quedan muchos de ustedes por pasar el rato.

—Escoge, entonces —le dijo Greggory.

—En ese caso, te escojo a ti.

Esas palabras le supieron raras a Goyle. "Te escojo a ti". Parecían las palabras que su parte más insegura había anhelado escuchar. Pero eran en un contexto... poco motivador. Se encogió de hombros para aceptarlo y se metió en el cuarto con ella.

—Bueno, Goyle, ¿cómo estás? —le preguntó la castaña, dejándose caer en la cama y botando ligeramente.

—Bien. Creo que ya he superado un poco mi crisis de estar encerrado aquí.

—¿Y con Crabbe?

—Bien, también. Eso creo. Bueno, podría ser mejor. Se me hace raro.

—¿Porque era tu mejor amigo? ¿O porque es un chico?

—Creo que un poco de las dos. Y... bueno. Por el aspecto... físico.

—¿No te ves siendo físico con él?

—Sí. No. Bueno, sí, a veces. Y querría probarlo, pero... No sé. Me da miedo.

—¿Por qué?

—Mi cuerpo. Y no sé cómo funciona una relación de dos chicos.

—¿Has tenido antes relaciones con chicas?

—No. Pero es más fácil. Es decir, es lo que... la naturaleza hizo.

—Ay, Goyle, por favor —reprendió Astoria—. A la naturaleza le da igual cómo cojamos. Hay muchas formas de tener placer, y la penetración al final es...

—No creo que tú me puedas dar consejos de cómo... dos chicos...

—Está bien. Tienes razón. Pero supongo que lo descubrirán juntos. Eso es lo bonito.

—¿Neville y tú ya han...?

—No. No tengo ninguna prisa en ello. No es tan importante para mí.

—Entonces, ¿qué los diferencia de los amigos?

—Eso también es lo bonito. Que tu pareja también sea tu amiga, que no haya tanta diferencia. ¿Y por qué tu cuerpo iba a ser un problema en el tema físico?

—¿Qué?

—Antes dijiste que también te daba miedo por tu cuerpo. ¿Qué tiene de malo tu cuerpo?

—Es feo. Es grande. Demasiado grande. Y sudoroso. Y hay exceso.

—Oye, oye, todos los cuerpos sudan. Además, ¿quién dice que ser grande sea algo malo? No hay exceso. No hay nada en ti que sobre, salvo quizás tus inseguridades y tu homofobia interorizada. Pero te aseguro que eso no pesa.

—Ya sabes a lo que me refiero. No es un cuerpo bonito.

—Oye, a Vincent se lo parece. Y a ti también debería.

—Eso no lo sabes.

—Pues pregúntaselo.

—Él me dirá que sí.

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora