Décimo noveno día: Enterrar el hacha de guerra

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Draco sonreía victorioso durante todo el almuerzo, recordando con pequeños comentarios cómo "los había derrotado enormemente".

—Ey, baja de la nube, Malfoy. Te hemos dejado ganar —apuntó Pansy.

—Ya, claro. Eso es lo que diría una perdedora.

—Un solo comentario más al respecto y te arranco los dedos —amenazó Ginny.

—Bueno, creo que no ha sido una idea para unirnos a todos, al fin y al cabo —comentó Neville, algo incómodo y tratando de cambiar de tema.

—Bueno, siempre podemos jugar a las cartas —sugirió Hermione.

—Me parece bien, siempre y cuando no acabe como el Monopoly —accedió Vincent.

—Yo estoy dispuesto a ganarles de nuevo —se mofó Draco.

—Si él no cambia de actitud, no pienso participar —dijo Ginny.

—Ay, Weasley, ¡qué mala perdedora!

—¿Sabes qué, Ginny? —dijo Astoria, llamando la atención de Neville e intercambiando una mirada con él durante un instante—. Creo que podríamos aprovechar la ocasión para hablar. Aún no he pasado tiempo a solas contigo desde que la pared me puso el reto.

—¿Ustedes se apuntan? —preguntó Hermione al resto.

—Yo prefiero observar —opinó Pansy. 

—Sí, yo también. Además, también me gustaría platicar contigo —secundó Goyle.

—Todos se acobardan —dijo el rubio, negando con la cabeza.

—Ey, yo jugaré —se ofreció Ron.

—De hecho... —empezó a decir Harry—. Preferiría hablar contigo yo también. En privado —añadió.

El pelirrojo asintió y se puso en pie para guiar a su mejor amigo a la cocina.

—Bueno, eso nos deja a nosotros cuatro —dijo Malfoy en la mesa, hablándoles a Hermione, Neville y Vincent.

La castaña asintió y, cuando limpiaron la mesa, empezó a repartir las cartas para comenzar una partida.

Mientras tanto, en la cocina, Ron practicaba los hechizos domésticos que tantas veces había usado su madre para fregar los platos. Harry lo observaba en silencio.

—¿Y bien? ¿Sobre qué querías que platicásemos? —le preguntó Ron.

—Pues..., ¿qué opinas tú sobre lo que pasó entre Ginny y yo?

—Ey, eso no es asunto mío. Ginny ya me dejó claro que no quería que yo metiese las narices en sus asuntos. Y, además, ella es mi hermana y tú mi mejor amigo. No puedo ponerme a favor o en contra de ninguno.

—¿Y si tuvieses que hacerlo?

Ron dejó los hechizos de limpieza a un lado y miró fijamente a su mejor amigo con el semblante serio.

—Harry, ¿de qué va esto? Espero que no estés intentando que elija un bando.

—No, no lo estoy haciendo. Pero... Ginny y yo platicamos ayer.

—¿Y bien?

—Pues... Las cosas han estado... muy tensas entre nosotros. Ni siquiera sé por qué todo es algo tan importante. No pretendo hablar mal de tu hermana, pero... apenas salimos durante unos días, casi parezca que he matado a su gato. O que estamos en nuestro tercer divorcio.

Ron se encogió de hombros.

—Este tipo de asuntos emocionales... No soy el más indicado para hablar de ellos. Hermione o Pansy los entenderán mejor. O Neville. Neville es muy bueno entendiendo los sentimientos.

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora