Décimo día: Noche de magos (y un bebé llorón)

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A Harry le hubiese gustado hablar con algunas de las chicas, pero la pared no admitía réplicas. Y, bueno, quizás estar un tiempo sin Ginny y la idea de su ruptura le viniese bien. Así, no tendrías más confusiones.

—¿Qué te pasa, Potter? —le preguntó Draco alzando una ceja.

El rubio estaba en una posición muy relajada. Totalmente apoyado en el respaldo de la silla con las piernas estiradas. Parecía perfectamente cómodo en su propia piel. Sus facciones le miraban sin ningún atisbo de sorna, y Harry no supo cómo reaccionar ante ello.

Bueno, quizás sí que tendría algunas confusiones. Draco Malfoy. Habían estado en un tira y afloja desde que empezó la sala. Solo eran bromas y retos. Solo había sido una poción de amortentia. Solo... Pero la realidad era innegable. Los ojos grises del Slytherin y su gesto serio le estaban poniendo los piel de gallina.

—Creo que las horas en silencio no te han sentado muy bien —acabó sentenciando Draco antes de apartar por fin la mirada de él. Harry no terminaba de concentrarse con ese escrutinio.

Algo le tenía que conceder. Draco Malfoy era atractivo. Y quizás sus hormonas y ese tiempo aislados en la sala le estuviesen jugando malas pasadas. Pero, por muy poco que le terminase de agradar la personalidad del Slytherin, por mucha rivalidad y pasado que tuviesen, Draco Malfoy era atractivo. Quizás, fuese que, simplemente, Harry tenía ojos en la cara. Podía decir perfectamente que un chico era guapo sin que significase que lo quisiese.

Por su parte, Draco se estaba empezando a sentir incómodo. Sentía la mirada de Harry clavada en él, vigilando cada uno de sus movimientos. Se desperezó y colocó los brazos detrás de su cabeza, intentando simular una posición de indiferencia.

La noche anterior había sido muy intensa. Y no estaba preparado para volver a mostrarse tan vulnerable. Y mucho menos, iba a mostrarse incómodo ante Harry Potter. Aunque Harry y él estuviesen en una tregua aparente, aunque fuese divertido incomodarlo... Draco no quería que eso se empezase a volver en su contra.

Y, por Merlín, ¡cómo odiaba ese silencio! Se habían pasado la tarde callados por esa estúpida idea de la pared. ¿De veras iban a volver a estar callados ahora?

Se escuchaban risas y voces desde la habitación de las chicas. Al menos, ellas estaban consiguiendo despejarse.

—¿Qué será lo primero que harán cuando salgan de aquí? —preguntó alguien. Draco se giró perezosamente y vio a Neville, mirando más hacia el suelo que hacia alguno de los presentes. Al menos, el bato había querido hacer algo.

—Creo que iré a ver la asociación de estudiantes LGBT+ de la que me habló Rae —respondió Crabbe.

Neville sonrió a su amigo, intentando infundirle valor.

—Puedo ir contigo si lo necesitas —se ofreció el chico.

—No te ofendas, Longbottom, pero creo que no es tu espacio —le dijo Vincent, con un tono amable.

—Iré yo —soltó de repente Harry.

—¿Qué? —preguntaron varios al instante.

—Por curiosidad, ya saben. Solo quiero conocer a más gente en Hogwarts y saber si...

"Saber si yo soy como ellos", terminó en su cabeza.

—Creo que soy yo quien debería ir —dijo finalmente Goyle.

Di que sí, gay enclosetado.

—Deja de decirme eso —gruñó el Slytherin.

Mientras tanto, Ron acunaba a Rose Taylor en silencio, mientras escuchaba a sus compañeros y amigos.

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora